Alejandro Mauricio Cabrera, el “Gringo” como se lo conoce en San Juan y que derrochó su calidad de boxeador en nuestras tierras, está vinculado a Independiente desde hace 4 años como encargado de la seguridad del Rojo en el estadio.

Radicado desde hace 10 años en Buenos Aires, a donde llegó para “jugársela y tener una oportunidad laboral que en San Juan no encontró”, utilizó su curriculum con los guantes para ir abriéndose camino. Desde seguridad en boliches hasta con bandas de música, hasta que hace 4 años llegó a la vida del Rojo como encargado de uno de los pulmones de ingreso, hasta llegar a ser hoy encargado dentro del estadio. “Metiendo un par de piñas a los que no querían respetar las normas de ingreso fui ascendiendo en el cargo”, contó.

Aquí nadie lo conoce como “Gringo”, sino que lo llaman “Polaco” y tiene su vida armada. Vive en Villa Urquiza, “ a 20 cuadras de la cancha de River”, está en pareja y trabaja además en el Ministerio de Economía, en el INDEC. “Logré un buen puesto después de buscar por todos lados y eso no lo largó más”, agregó al respecto de su actividad laboral.

Pero el “Gringo” no aleja de su profesión de boxeador y sigue noqueando a la vida. Se recibió de entrenador de box (mostró su carnet oficial que lo habilita) y trabaja en dos gimnasios en los que se dedica a sacar a los chicos de la calle.

De San Juan tiene los mejores recuerdos y anticipó que la semana que viene estará allí par el aniversario del Club Mocoroa. “Voy a llevarles unos guantes de regalo y compartir con esa gente a la que tanto aprecio le tengo por mi pasado”, dijo el expúgil, al que el boxeo le abrió puertas en la gran cuidad.