Brillante fue la tarea de Juan Martín Del Potro y Diego Schwartzman, que están entre los mejores ocho de París. Delpo ganó en tres sets y el Peque remontó un 0-2 y un match point para ganar en cinco mangas.

La solidez de Juan Martín del Potro y la tenacidad de Diego Schwartzman rememoraron en París la edad de oro del tenis argentino, los años dulces que vivió a principios de siglo sobre el polvo de ladrillo de Roland Garros.

Por primera vez desde 2005, Argentina tendrá dos representantes en cuartos de final. Aquel año fueron Mariano Puerta y Guillermo Cañas, pero el anterior habían sido cuatro y hasta tres llegaron a las semifinales en una edición que acabó ganando Gastón Gaudio.

Las estadísticas brillantes resurgen ahora cuando, de nuevo, Del Potro y Schwartzman han alcanzado la recta final del torneo tras derrotar a dos gigantones de saque demoledor.

En el caso del de Tandil, quinto favorito, con una solidez creciente, sin ceder un set ante el estadounidense John Isner, noveno cabeza de serie, a quien desactivó sin mayores problemas para acabar endosándole un triple 6-4 en menos de dos horas. Precisión de relojero para alcanzar sus terceros cuartos de final, quilates para que se le ponga pinta de favorito para, al menos, llegar a la final.

Del Potro solo ha perdido el set de debut de la quincena y, desde entonces, ha ido despachando a sus rivales en tres parciales, sin aparente esfuerzo.

Más tendrá que emplearse para volver a las semifinales nueve años después de su techo en Roland Garros. Enfrente tendrá a uno de sus rivales preferidos, el croata Marin Cilic, tercera raqueta del torneo, que derrotó en cinco sets al italiano Fabio Fognini, por 6-4, 6-1, 3-6, 6-7 (4) y 6-3.Si la clasificación de Del Potro fue plácida, la de Schwartzman contra el sudafricano Kevin Anderson fue épica. En la misma pista, convertida por unas horas en terreno argentino, el tenista de 25 años, undécimo favorito, cedió las dos primeras mangas en poco más de una hora y vio cómo en las dos siguientes su rival disfrutaba de un servicio para ganar.

Pero no perdió la fe, se aferró al partido, mantuvo la ilusión en disputar sus primeros cuartos en París y acabó por desquiciar a Anderson, sexto favorito, que terminó desdibujado, roto por la persistencia del argentino, que ganó por 1-6, 2-6, 7-5, 7-6 (0) y 6-2 en 3 horas y 15 minutos.

Schwartzman, un David de 170 centímetros, derribó a un Goliat de 203 para darse cita con el rey de Roland Garros, el español Rafael Nadal, que busca su undécima corona en París.

Aunque no le ha ganado nunca, aunque reconoce que Roland Garros es "su segunda casa", donde solo dos tenistas han logrado vencerle desde 2005, donde no pierde un set desde 2015, el menudo argentino no se da por vencido. "Ante Rafa siempre tuve chances, espero aprovecharlas".