Oxigeno. Respiración bien profunda y creer en sí mismo. Anoche Desamparados dejó una agonía de 173 días sin ganar de local tras vencer por 1-0 a Estudiantes de Río IV. Además, el plus extra es que abandonó la última posición en la zona 3 por primera vez en el certamen. Valiosísimo. Fundamental.

El grito que estremeció el Serpentario fue obra de su máximo artillero, el pampeano Gonzalo Parisi, quien además de ser el mejor de la noche, se despachó con un golazo, tras un pase de Mingolla, guapearla y definir de emboquillada. Iban 43′ del período inicial y la racha nefasta comenzaba a marcharse, tras el pitazo final de Marcos Conforti, decirle ¡chau! y festejar por vez inaugural y ante su gente, que necesitaba tanto como los jugadores, de un triunfo y que en casa, vale doble por todo lo que ello acarreó.

En el balance general fue más Sportivo, aunque le costó adueñarse del partido, ya que las situaciones de gol eran escasas en el inicio y demasiado luchado en el medio sin un dueño.

Encima el gigante Bottino, a los 13′, ganó en las alturas tras el tiro de esquina, la cruzó y la pelota rozó el palo. Desamparados recién contestó sobre los 21′, también con un frentazo, débil de Parisi, pero que marcó la reacción del equipo de Recúpero.

Es que a partir de allí trató de poner la pelota al piso y las sociedades dieron sus frutos. Primero fue entre Garrido y Quiroga, pero que el Avioncito no pudo terminar la jugada ya que le faltó velocidad final.

Y apenas un puñado de minutos después, entre Lamberti y Parisi la hicieron bien por derecha, pero el final fue desafortunado.

A los 42′ la más clara, Garrido la bajó con el pecho, metió un sombrero a Pérez y su remate se fue por encima del parante. Esa fue la antesala de la obra maestra de Parisi que cayó a los 43′.

En el segundo tiempo Estudiantes metió dos cambios (Búfali y López), así el equipo se tornó más ofensivo, Desamparados se replegó y empezó a cortar con demasiadas faltas.

Y aunque se cuidó más de los que generó, no pasó demasiados sobresaltos. Sólo el frentazo débil de Bottino. Aunque el final tenía guardado un grito de victoria demasiado extenso, porque la energía eléctrica se cortó a falta de 2′ y cuando volvió, la luz fue para Desamparados.