A las 4 de a mañana, cuando el francés Antoine Meo y su moto KTM #49 dejó ayer el vivac en el autódromo El Zonda-Eduardo Copello para emprender el largo enlace hasta la localidad cordobesa de Serrezuela, comenzó la despedida del Rally Dakar 2016 de San Juan.

Sin llegar a un marco multitudinario, una mixtura de fanáticos y de curiosos del rally más prestigioso del mundo dieron el presente al costado del camino, para conseguir una imagen o escuchar la bocina de un camión. De un total aproximado a las 3.000 personas distribuidos desde el vivac hasta Caucete, la mayor concentración ocurrió en el ingreso a la ciudad del Este. Con un pico de convocatoria de 500 espectadores, algunos de ellos se desilusionaban al ver que no era cierta la versión que tenían que indicaba que la aceleración comenzaba en las cercanías de Vallecito, sino que los competidores seguían en enlace hasta tierra cordobesa. Uno de ellos era Darío Peña, de 27 años, quien estuvo a las 4 en Central y Circunvalación (donde llegaron a reunirse 200 personas) para ver desde el principio el desfile de su categoría favorita, las motos. Por eso, con la suya de 125cc, decidió recorrer el mismo trayecto por Circunvalación y luego Ruta 20, hasta Caucete donde paró para tomar algunas fotografías de los enormes camiones de asistencia y los primeros autos, a las 7. Ahí se enteró que los dakarianos no dejarían el pavimento en suelo sanjuanino, por lo que se dedicó a registrar el paso de los vehículos con la cámara de su celular. La gente celebraba con cada competidor que saludaba con la bocina del vehículo. Grupos de preadolescentes reclamando algún souvenir a quienes cargaban combustible, o padres con sus hijos, sentados en reposeras viendo la caravana y tomando mate, eran las postales que más se repetían. Aunque para el menú del show no faltó un puesto de choripanes en Caucete y un vendedor de melones en Rivadavia.

En las estaciones de servicio también hubo función. En la que se ubica en Ruta 20 e Hipólito Yrigoyen despertó más de un comentario las dificultades para caminar de un adolorido Alexis Martin Medina, piloto de motos pampeano, quien explicaba que había sufrido una dura caída en la etapa anterior.

A las 9, cuando comenzaron a aparecer en escena los primeros camiones, la amanecida empezó a ser justificada por la mayoría del público, que luego de fotos y pedido de bocinazos, empezó a abandonar el costado del camino. Pero a pesar de que las estrellas principales de la carrera ya tenían a San Juan en el retrovisor, el Dakar continuaba goteando historias. Como el percance del argentino Claudio Bayer, quien estaba en la puerta del autódromo sufriendo las fallas de su cuatriciclo, sabiendo que estaba quedando afuera justo el día previo al de la última llegada.