Juan Mónaco y Gisela Dulko fueron los únicos argentinos que pudieron superar la primera ronda del abierto de Australia en la segunda jornada del torneo, en la que fueron eliminados José Acasuso, Horacio Zeballos, Leonardo Mayer, Juan Ignacio Chela y Martín Vasallo Argüello.

Mónaco venció ayer al letón Ernests Gulbis por 6-3, 7-6 (7-5) y 6-1 en dos horas y 15 minutos de juego y la clave del triunfo fue la efectividad en los primeros saques, además de los 73 errores no forzados que cometió su rival.

Quien también terminó celebrando, Gisela Dulko, debió sufrir bastante antes de vencer a la eslovaca Zuzana Kucova por 6-0, 5-7 y 7-5.

Por su parte, Acasuso cayó ante el ruso Igor Kunitsyn por 6-1, 2-6, 6-4 y 6-2 para sumar así su sexta eliminación consecutiva en primera ronda en Melbourne, tras alcanzar la segunda rueda en su debut en 2002 y repetirla en 2003.

Zeballos, en tanto, perdió frente al alemán Philipp Kohlscreiber por 6-1, 7-5 y 6-1, mientras que Mayer fue derrotado por el eslovaco Lukas Lacko por 6-4, 6-4 y 6-0.

Por último, Chela cayó frente al rumano Victor Hanescu por 6-4, 6-3 y 7-6 (7-2), y Vassallo Argüello fue eliminado en la primera ronda por el francés Michael Llodrá por 6-3, 7-5 y 6-4.

Nalbandian

David Nalbandian desmintió la acusación de un taxista de la ciudad de Unquillo por supuestas agresiones al ingresar sin autorización a una propiedad del ex número 3 del ranking ATP.

"Nunca lo toqué. Si tiene la camisa rota, rasguños y moretones que lo demuestre", dijo Nalbandian después de que el taxista Antonio Simes denunciara que fue golpeado por el deportista antes de ayer a la noche al ingresar a una propiedad que el tenista cordobés tiene frente al barrio privado Corral de Barracas.

"Hay un cartel de propiedad privada y este señor la cruzó sin permiso. Nos dijo que había llevado unas personas que trabajan allí y le pedimos que llame a la Policía porque teníamos los teléfonos en nuestros autos y, sorpresivamente, él sentado arriba del auto le dijo a la Policía que lo teníamos secuestrado y amenazado", contó su versión Nalbandian, quien por último agregó que "no hubo violencia, todo lo contrario. Le discutía que no se podía meter a una propiedad ajena, pero bueno, por dos minutos de fama todo el mundo hace cualquier cosa".