El potrero contra la planificación. La desfachatez de la gambeta contra la mecanización perfecta. Dos estilos, dos escuelas. Dos equipos que llegan a la final con números parecidos, con goleadores muy cercanos y con el punto en común de querer imponer una filosofía en el Mundial de Brasil. Argentina mutó a tiempo en el camino de este torneo. Arrancó con línea de 5 en defensa, tres volantes y dos puntas. Varió a su formato ideal 4-3-3 ya hora se ajusta a un 4-4-2 que le dio solidez en defensa, aplicación en el medio y le restó algo de soltura arriba pero para eso está Messi, el mejor del mundo, que necesita confirmarlo en un partido como el de hoy.

Alemania nunca cambió su modelo. Armó la línea de juego con 4-2-3-1 donde los laterales de la defensa pasan muy seguido al ataque mientras que los dos volantes centrales como son Khedira y Schweinsteiger le manejan los tiempos al resto. En la línea intermedia de ataque Ozil, Kross y Muller no perdonan espacios y errores del rival mientras que el punta-punta es el legendario Klose. Nunca traiciona ese modelo y su esquema pero suele dar ventajas por los costados cuando pasan sus defensores al ataque. Argelia lo demostró. Hoy, por la corona, será cuestión de ver si el atrevimiento argentino puede con la maquinaria alemana. Ese será el partido.