Más allá del resultado del debut, Argentina dejó planteados demasiados interrogantes. Y esa incertidumbre tuvo un solo responsable: Alejandro Sabella. Es que hoy, tras haberle ganado 2-1 al limitado Bosnia, no se sabe bien cuál es el verdadero Argentina. ¿Será ese del primer tiempo? Aquel con 5 defensores, con dos puntas y desperdiciando a Messi para entregarlo a la marca numerosa y dura de Bosnia. ¿O será el del segundo tiempo cuando defendió con 4, puso a un 9 de referencia como Higuaín y pudo aprovechar a Lio? La respuesta es una sola y todo el mundo futbolero de Argentina sabe cuál es. Pero lo insólito parece estar en que la decisión y la respuesta la tiene el que arma y decide el equipo: Alejandro Sabella. Esta vez, sin duda alguna, el error, el desacierto tuvo nombre y apellido, aunque remarcar que hubo lucidez para cambiar y reaccionar en el complemento. Esa es la radiografía del estreno de Argentina en el Mundial. En la primera parte, no fue Argentina y en el complemento, volvió a sus fuentes para ser el verdadero Argentina.
Para el debut, después de demasiado e inexplicable misterio, la elección de Sabella fue jugar a no sufrir, a no arriesgar. Demasiados temores ante un Bosnia que más allá de su potencia física, no justificaba arrancar con 5 defensores. El modelo 5-3-2 nunca tuvo identidad. Argentina tuvo la fortuna de que en la madrugada del juego, empezó a ganar pero después no fue Argentina. No tuvo la pelota, no generó réplicas profundas y pese a todas las previsiones que tomó con esa línea defensiva, la pasó mal. Tanto que Romero fue figura para sostener esa mínima ventaja. Una elección errónea que Sabella asumió de inmediato y buscó soluciones.
En el complemento, Argentina fue el que todos conocemos. Fue formación ideal respetando el ciclo Sabella con los 4 fantásticos adelante (Agüero-Messi-Higuaín-Di María) más un volante que juega profundo con la pelota como Gago. Afuera Campagnaro -de pobrísima labor- y también Maxi Rodríguez -inexpresivo-. Con esos dos cambios, Messi encontró eco para empezar a soltarse. Se generaron esas sociedades que desequilibran a alta velocidad y todo se enderezó. Ya no atacó Bosnia, ya no tuvo la pelota y Argentina fue encontrando el camino para liquidar el debut. Llegó el gol, el desahogo. Argentina encontró su identidad jugando a lo que sabe, a lo que lo llevó a ser uno de los candidatos, tanto que también se dio el lujo de regalarles el gol del descuento a los bosnios, desnudando también que en el fondo hay lagunas.
Sabella tuvo todo el protagonismo en el debut. Antes, durante y después. Eligió mal en la previa apostando a un esquema que no rindió. Cambió en el momento justo como para salir adelante con una receta ya conocida y probada. Ahora, tras el comienzo, Sabella tendrá que decidirse por el DNI definitivo de este Argentina que parece ser solamente uno solo.

