El gran problema para San Martín, prácticamente en todo el torneo, es la falta de un conductor. Del estratega que maneje los hilos en el equipo. Que genere juego y haga jugar. Y anoche volvió a ocurrirle. Porque mientras en el mediocampo tiene un doble 5 con Sebastián Navarro y Nicolás Pelaitay, que corren todas las pelotas, ganan muchas más de las pierden, le aportan tranquilidad al equipo y hacen de su presencia un signo que distingue a San Martín, luego de su labor la jugada siguiente se diluye en intentos sin sustento.

A lo largo de campeonato el entrenador Carlos Mayor ha confiado que un "conductor" es el puesto que todavía no logra cubrir y que muchas veces es determinante en partidos trabados o en donde las sociedades no funcionan. Anoche volvió a intentar con Emanuel Martínez, pero el ex River no cubrió las expectativas y es un jugador intermitente que puede de pasar resolver un partido a estar desapercibido y el equipo debe recurrir a otras virtudes que no terminan de ser determinantes.

Daniel González, Eric Aparicio, Mauro Milano, Pablo Vitti, incluso buscó ante Sarmiento con Covea, han sido probados en la función de conductores, ese puesto que recostado por la izquierda debe ser el pensante del equipo. Pero ninguno logró, cuando tuvo su chance, hacerse del puesto y es la principal falencia de San Martín.