Un golpe bajo, inesperado y difícil de asimilar. Esta vez las ganas y el orgullo de ir contra la adversidad no alcanzó. Es más, le jugó en contra. Lo hizo entrar a Del Bono en la desesperación, la impotencia de no poder revertir la realidad. Cuando lo empató con uno menos, no pudo aguantar y Guaymallén le dio el golpe de gracia. No hay nada para discutir fue victoria merecida del Cacique, que goleó 4-2 al Bodeguero, que sumó su tercera derrota seguida. Tristeza y amargura en los jugadores. Aplausos de la gente, que bancó el esfuerzo y alentó.

Desde el comienzo el Bodeguero comenzó impreciso, apurado en convertir. Eso fue su peor enemigo, porque Guaymallén con un esquema para nada mezquino, lo esperó y cuando tuvo la pelota con Mignani e Imperiale lastimó. Es más, Suraci tuvo dos situaciones clave, pero Sosa las impidió. En Del Bono no había conexión en el medio, juego asociado, la ausencia de Molina se hacía sentir. Ahí fue cuando el Casique dio el primer golpe con una media vuelta fantástica de Suraci, que se metió al ángulo. Del Bono golpeado, aturdido se durmió y llegó el segundo con una golazo de sobrepique de Montiveros. Silencio en la Esquina, el "pongan huevo" de la gente. Pero sobre la hora Balmaceda capturó un rebote en el área y metió un gol anímico importante

En la parte final Bravo puso toda la carne en el asador y el Bodeguero cambió al menos la actitud, pero entró muy nervioso. Tal es así que Roldán se hizo echar infantilmente. Con uno menos el Bodeguero sacó pechó a la inferioridad con mucha entrega, sacrificio y Ríos de media vuelta estableció la igualdad, 2-2. Todo hacía pensar que Del Bono iba tener un final feliz, pero la ansiedad lo hizo equivocarse, fue para delante, en una contra quedó mal parado y Martínez primero de cabeza y luego Lencina también de cabeza acabaron con el alma Bodeguera, que no supo revertir el partido y se quedó con las manos vacías.