No pasó nada anoche. Ni una ni otra. San Martín no volvió a repetir la lluvia de goles sobre Boca, ni Boca pudo ganar para dejar sólo en los archivos aquella goleada inolvidable del 2013. Consecuencia: El 6-1 sigue vivo. Hubo cosas parecidas. La cancha en que se jugó, el árbitro que dirigió y la muchedumbre que siguió el partido en el "Hilario Sánchez". Pero claro, hubo otras que no fueron idénticas. En aquel sábado 13 de abril de 2013 el partido se jugó con luz natural. Ayer, en cambio, fue a iluminación artificial.

Las comparaciones no tuvieron parecidos desde el mismo inicio del partido. En la goleada, San Martín metió el primer mazazo (el petiso Luna) antes de los 5 minutos de juego. Esta vez fue Boca el que abrió el marcador. Del pie del promocionado Osvaldo, a los 9 minutos, cuando cambió por gol el penal que el árbitro marcó.

En el desarrollo del juego aparecen similitudes con aquella tarde. Porque San Martín fue más que Boca. Porque el Verdinegro casi lo termina ganando, a pesar que había empezado perdiendo. Mucho tuvo que ver el pésimo arbitraje de Patricio Loustau quien, ante alguna duda, siempre tuvo mayores contemplaciones con el equipo visitante. Es más, ignoró un par de penales claros en favor del local. No fue el mismo cristalino de aquel abril del 2013. Entonces el empate ya no tuvo vueltas. El Verdinegro no lo ganó porque le faltó la puntadita final en varias jugadas. Boca no lo hizo, porque careció de fútbol y hasta se vio superado físicamente en el segundo tiempo.

Para aquellos que imaginaron que este Boca arrollador, tanto en el torneo de AFA como en la Copa Libertadores, le iba a pasar por arriba al equipo de Carlos Mayor, se equivocaron. Porque este Boca con nombres que meten miedo, terminó deambulando por la cancha y se quedó casi sin resto cuando San Martín lo apuró en el segundo tiempo. Tanto fue así que recién a los 42 minutos de ese complemento, Colazo probó desde lejos a Ardente en el primer tiro franco del visitante.

Y San Martín fue todo lo contrario. Esta vez no tuvo la eficacia del 2013, cuando cada tiro terminaba en la red del Xeneize, pero alcanzó su grandeza jugándole de igual a igual a un equipo con pretensiones serias en cualquier frente.

No estuvieron los goles del colombiano Osorio (que hizo tres), ni de Landa, Penco y Luna. Sí la vergüenza y capacidad para salir en el segundo tiempo a empatarle a Boca. Con la capacidad de Bueno y la entrega de Figueroa, que la terminó empujando en forma dramática al gol para el empate definitivo.

En este torneo largo no habrá revancha. Ni siquiera volverán a verse las caras en la Bombonera. Si San Martín concreta su objetivo de mantener la categoría, recién volverán a jugar en el próximo torneo. Hasta ese momento tendrá que esperar Boca para tratar de borrar de un plumazo aquella goleada del 6-1. Mientras tanto ese día seguirá estando vivo…