El primer éxito estaba al caer para San Martín. Se le escapó en Concepción, la semana anterior ante Gimnasia y Esgrima de La Plata, pero la construyó y encontró este sábado en el Bajo Flores ante San Lorenzo de Almagro por 2-1. La principal diferencia fue que lo que creó lo concretó, más allá que tuvo una cuota de suerte por los tres tiros que pegaron en sus palos. Pero el principal sustento en la obtención de los tres primeros puntos del torneo se traducen en el despliegue, entrega y rendimiento de Luis Ardente, Carlos Bueno y Oscar Carniello, los pilares del Verdinegro. Algo así como el ABC de la victoria.

En la labor del arquero, el delantero y el defensor, se apoyó el resto del equipo que también jugó un partidazo ante el actual campeón de la Copa Libertadores de América. Al que dicho título nunca “apichonó” a Carlos Mayor y sus dirigidos. Porque la propuesta fue siempre buscar el arco rival y no dejarse llevar por delante. Y se vio cuando el Ciclón lo atacó con insistencia -sobretodo en el primer tiempo-, ya que le devolvió ataque por ataque y San Lorenzo nunca se sintió cómodo en su juego y ante su gente. Otra de las diferencias que dejó el enorme triunfo sanjuanino el tierras bonaerenses.

Y es allí donde Ardente, Bueno y Carniello se pusieron el equipo al hombro. El cuidapalos tuvo una noche excelente. Ganó todos los duelos mano a mano y en la potencia de sus piernas para reaccionar, privó al Ciclón de superarlo. Encima cuando no pudo contener el balón, los palos lo hicieron por él. Mauro Matos lo probó varias veces, lo mismo que Pablo Barrientos, Martín Cauteruccio y la respuesta fue siempre la misma: la muralla estuvo impenetrable. Mauro Cetto, a quien antes le había negado el gol, fue el único que lo pudo vencer a los 33’ del segundo tiempo pero sin responsabilidad para el “1”, porque la pelota inclusive rozó en un compañero y lo desubicó aún más.

La labor del delantero Carlos Bueno fue otro puntal. El uruguayo no sólo anotó el primer gol, sino que jugando de espaldas al arco superó en el control a los defensores y sacó asistencias limpias. Su oficio fue clave, el que se necesita en partidos como el del sábado ante un grande. Complicó a toda la defensa, festejó con el frentazo y tuvo otro gol en sus pies que marró. Presionó la salida y habló todo el partido para darle confianza a sus compañeros, especialmente en cómo trabajar para sacar del encuentro a los rivales.

Fue uno de sus mejores partidos desde que llegó al Verdinegro, y admitió que antes de jugarlo pensaba en que podían ser derrotados. “Este partido era perdible para muchos, incluso para nosotros, pero hicimos nuestro juego y nunca bajamos los brazos. Vinimos a buscar el triunfo y lo logramos. Ojalá podamos mantener este nivel”, tiró el uruguayo tras el triunfo consumado.

En tanto que el tercer sostén resultó Carniello. El marcador central volvió a ser titular tras un semestre completo (jugó por la suspensión de Francisco Mattia) y la falta de competencia nunca se notó.

El santafesino se paró en el fondo y custodió toda la cancha. Incluso en los pasajes en los que San Lorenzo se lo quiso llevar por delante. Pero él no sólo eliminó el peligro, fue preciso en los cruces y certero en las salidas, porque ganó los duelos personales y cuando el resto de la defensa se acopló, le cerró las puertas al rival.

San Martín supo manejar el partido a partir del despliegue de los tres pilares. Hizo su juego, el que pregona Mayor, en base al esfuerzo, a manejar la pelota, a ser agresivo y tener profundidad para herir en los momentos claves y cuando el Ciclón quería crecer. En Boedo dejó su huella, mostró sus credenciales y el ABC de la victoria.