El primer superclásico de la historia con River en la B Nacional fue una clara muestra del principal motivo que llevó a Boca a ser campeón del Apertura con tanta ventaja: la contundencia. Es que el equipo de Falcioni aprovechó al máximo sus llegadas de riesgo y superó al Millonario por 2-0 por la Copa Chaco, que tuvo una multitud en el estadio principal de esa provincia y donde hasta el cierre de la edición no se produjeron incidentes. El delantero del campeón, Nicolás Blandi, resultó la gran figura al marcar los dos goles del Xeneize, cuyos hinchas se fueron gritándole a River “vos sos de la B, vos sos de la B”.
Un arranque frenético tuvo River. Un dato que marca ese comienzo es que en los cuatro minutos iniciales contó con cuatro remates peligrosos al arco de Orión. No había pasado medio minuto que Sánchez asustó al uno de Boca, pero su disparo salió demasiado débil. A los dos minutos, el arquero falló en una salida y Cavenaghi se demoró en controlar el balón para abrir el marcador. Al toque fue Rogelio Funes Mori el que casi marca, pero se lo perdió solo ante Orión, y un minuto después el propio mellizo la volvió a desperdiciar, en este caso elevando su remate. Era todo de River, dominio y peligro. Pero Boca hizo nuevamente de la contundencia su marca registrada y en la primera a fondo facturó. Mouche arrancó en off side por derecha, tiró un centro exquisito a la cabeza de Blandi que sólo tuvo que poner la frente para el gol. Ese golpe lo sintió el equipo de Almeyda que entró en una gran confusión y ya no generó riesgo. Encima, el bajón se transformó en infracciones. En una de ellas amonestaron a Domínguez por una falta a Ledesma y como el diez del Millonario le siguió hablando al juez Abal, éste lo echó.
Nada que ver el inicio del complemento, con el amanecer del superclásico. Las imprecisiones ganaron espacio y así fue difícil ver dos pases seguidos bien dados. River buscó el empate más por inercia que convicción y recién creó peligro a los 25’ mediante un remate de media distancia de su capitán, Cavenaghi, que salió algo desviado. Un par de minutos después, Maidana casi empata con un frentazo pero le pegó afuera. El trámite era monótono. No pasaba mucho. Hasta que a los 33’ en una contra a fondo, Colazo le envió un centro justo a Blandi para que otra vez inflara la red. Desde ahí hasta el final, Boca pudo estirar las diferencias pero le faltó precisión en una noche feliz para el mundo xeneize.

