Todo esfuerzo tiene premio. Y para Unión, el desahogo llegó recién casi en el final del atrapante partido que jugó contra Sportivo Las Parejas, al que dominó todo el juego. Fue justicia para el Azul por todo lo que entregó desde lo futbolístico primero y desde lo anímico después. Porque siempre fue más que su visita pero le costó traducirlo en la red y luego, cuando lo complicó esa desventaja cruel e injusta, Unión sacó a la luz todo el amor propio que lo distingue para meter tres puntos decisivos (2-1) en la pelea por la clasificación a la Segunda Fase. Fue triunfo merecido y celebrado por todo lo que le costó, por todo lo que implica y por todo lo que será en el futuro inmediato.

Empezó algo confundido Unión por el esquema que le planteó Las Parejas. Sin la pelota, el equipo de San Juan tuvo que tomarse su tiempo para encontrarle la vuelta y a partir de los 15’ del primer tiempo, se adueñó de todo. Empezó a manejar el balón con los socios Muñoz-Molina y desde ahí creo ocasiones para inquietar a Romero. Así, empezó a perderse chances de gol como el tiro libre de Molina que dio en el travesaño o el remate de González que también se estrelló en el horizontal. Unión lo merecía pero no lo hizo y lo pagó porque Las Parejas acertó al pleno en la primera que tuvo cuando Rodríguez definió solito tras un saque de arco. Fue un golpe duro del que Unión tendría que levantarse.

Y lo hizo. Porque en el complemento, salió decidido a revertir la historia y con todo el fútbol de antes y el amor propio de siempre lo consiguió. A los 9’ lo empató con el penal de Natalicchio tras el penal a González y desde ahí, lo buscó por todos lados hasta que en el minuto 38 apareció en esplendor toda la humanidad del Carucha Fernández para cabecear al gol un córner de Hernán Muñoz. Entonces fue delirio en Rawson porque Unión se había despertado de verdad en este tramo decisivo de la temporada. En apenas 7 días embocó 5 puntos y se metió de lleno en la pelea por la clasificación jugando el fútbol que le gusta a su gente y sobreponiéndose a las dificultades que siempre son bandera en este Unión. El mérito es grande, la reacción también. Le quedan ahora por delante cuatro fechas en las que se jugará el prestigio ya ganado en una categoría que lo necesita peleando en las posiciones de importancia. Este Unión se despertó y ahora, va por todo. Su destino no está sellado y más que nunca depende de su mística, esa que hace posible lo imposible.