No hay caso. Este final de temporada del hockey sobre patines sanjuanino fue mal diagramado y justo los choque decisivos, en los que están en juego nada más ni nada menos que los títulos, corren con fuerzas desparejas. Barrio Rivadavia, que con humildad y corazón, logró llegar por primera vez a una final de la Liga Nacional, lo sufre por ejemplo. Lúcido de mente anoche le ganaba con autoridad a la UVT. Pero debilitado de piernas se terminó cayendo como un castillo de arena en la recta final del segundo partido de la serie y perdió 6-5 ante el Comunitario. Justo este UVT que, sin nada que hacer en otros frentes, se regozijó de ese bajón rival, apretó el acelerador, logró un gol en el epílogo y dejó la serie 2-0. Y ahora quedó a sólo a una victoria del título. Ese que ganó el año pasado y que ahora, el viernes que viene, puede repetir.
El Barrio, que antenoche había tenido otra batalla épica ante Valenciano en el torneo local, tendrá ahora por fin un descanso mayor para llegar al tercer choque del viernes 3 de diciembre. Será la oportunidad de demostrar que no llegó de casualidad. Y podrá poner paños fríos a su bronca. También a la de su gente que, anoche, enojada con los árbitros buscó hacer justicia por mano propia. Inclusive sufrieron los hinchas trinitenses, que sólo festejaban la victoria.
El partido, en su frenesí, ya había tenido puntos de inflexión. Primero, porque UVT marcó su primer gol a los 12 segundos de juego. Algo inusual. Después por la tremenda reacción del Barrio que se fue al descanso ganando 3-1. Más tarde por una trifulca que se armó entre los jugadores a la entrada al camarín. Y, en el complemento, porque quedó de manifiesto el cansancio Celeste, que ganaba bien 5-2 y lo terminó perdiendo 6-5 por esa debacle física. Todos, hechos para la reflexión. Por el bien del hockey, en una generalidad.

