Más de dos mil años de protocolo eclesiástico quedaron ayer de lado por unos minutos cuando el papa Francisco, el primer pontífice de la historia de origen sudamericano, recibió a las delegaciones de los seleccionados de Argentina e Italia y vivió nuevamente la sensación de regodearse con el fútbol, como en casi toda su vida.
Con la sencillez de siempre, con su investidura tradicional blanca y con el calzado negro que usó durante muchos años, Francisco pidió por la salud del deporte y del fútbol, en especial, y les solicitó a los dirigentes que defiendan al amateurismo para que “no se convierta en un negocio”.
Así, los argentinos se ubicaron a su izquierda, con Lionel Messi como estandarte, prolijamente vestidos con traje oscuro, camisa blanca y corbatas celestes y una conducta valorable.
El Papa recibió el saludo del secretario de Deporte de la Nación, Claudio Morresi, y del embajador en el Vaticano, Juan Pablo Cafiero.
Unos minutos antes, se había iniciado la audiencia con las palabras del titular de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC), Giancarlo Abete, quien se exhibió emocionado por su pasado como estudiante en la Compañía de Jesús.
Luego, el presidente de la AFA, Julio Grondona, en un discurso sencillo pero emocionante, aseguró que “estos dirigentes que me acompañan y los integrantes de la selección nacional representan también a miles de niños y miles de jóvenes que mientras sueñan con su futuro, reciben de sus clubes salud, alimentación y educación”.
“Santo Padre, le pedimos que bendiga al fútbol argentino para que los estadios vuelvan a ser como eran cuando usted despertaba a sus primeras emociones de hincha. Sólo queremos, Su Santidad, vivir la fiesta en familia, en paz, con respeto y hermandad”, completó.
Tras las palabras de Grondona, llegó el discurso del Papa, medido, sin frases de compromiso, sino de inclusión social y de recuperación de los jóvenes y el deporte como fuente de generación de la vida.
Luego, se bendijo una planta de olivo entregada por Lionel Messi, que representa el símbolo de la paz. El olivo será plantado hoy en el estadio Olímpico, previo al comienzo del partido, para luego ser trasplantado en los jardines del Vaticano.
No faltó tampoco el presente que le entregó Grondona al Papa, un plato conmemorativo de la AFA y su relación con el Vaticano, como así también un cuadro y un carnet simbólico de parte de los directivos de San Lorenzo, el club de sus amores, en manos de Matías Lammens y Marcelo Tinelli, presidente y vice del club.

