Independiente goleó 4-1 a Lanús, que terminó con nueve por las expulsiones de Monteseirín y Velázquez, y se metió de lleno en la lucha por el título junto a River, el líder, Racing, el escolta, y su rival de anoche, a tres fechas del final del torneo de fútbol de Primera División.

Los dos equipos salieron a buscar el partido, más allá de los diferentes dibujos tácticos, y de ahí que dejaron muchos espacios en defensa, lo que derivó en un partido de ida y vuelta.
Lanús, con 4-3-3, golpeó de entrada con el gol de Romero y hasta pudo haber marcado otros dos tantos.

El equipo de Barros Schelotto lució rápido, preciso y profundo en ese cuarto de hora inicial, aunque se desdibujó. Independiente, con un 4-2-3-1, entró al campo dormido, dio muchísimas ventajas en el fondo, pero nunca se resignó a no atacar.

Entonces con dos jugadas precisas revirtió el marcador con un cabezazo de Penco y un derechazo de Montenegro.

El conjunto de Almirón capitalizó al máximo las desatenciones del fondo de Lanús, que repitió los errores que cometió ante Tigre.
Y además su gente, con el 2-1 a favor, dio el veredicto al cantar “El rey de Copas no va nunca para atrás” para dejar en claro que no quería que su equipo ‘le regalase‘ los tres puntos a su adversario.

Después, Lanús pudo haberlo empatado con un tremendo disparo de Diego González que encontró una estupenda respuesta de Rodríguez.

La diferencia entre un equipo y otro estuvo en la contundencia, ya que los dos buscaron continuamente el arco rival y cometieron groseras fallas en defensa.

El segundo tiempo fue todo de Independiente, ya que entendió mejor el juego, ganó en solidez y fue más profundo en ataque.
De hecho dispuso de las mejores chances de gol en los pies de Pizzini, Penco y Pisano, con un Montenegro muy metido.
Lanús fue pura confusión: muy flojo atrás, perdido en la mitad de la cancha y nulo en ataque. Las expulsiones de Monteseirín y Velázquez fueron el reflejo del equipo de Guillermo Barros Schelotto, que demoró muchísimo en realizar los cambios.

Y sobre el final Independiente, con los goles de Lucero y Cuesta, redondeó un triunfo notable que le permite soñar con el título, algo que parece estar cada vez más lejos de un Lanús apático y carente de temperamento y fútbol.