Es cierto que estamos en enero y en pleno verano y que en San Juan suele hacer calor, y mucho. Pero lo soportado ayer en la ruta de la Doble Difunta Correa, parafraseando al comentarista radial Melchor Murúa, fue lo más parecido a “una postal del Infierno”.
Tal cual se explica en la página anterior mucha gente faltó a la cita de la carrera acobardada por la alta temperatura. Para colmo de males, el canal que va bordeando la Ruta 20, no tenía agua, por lo que la clásica foto de la gente refrescándose en sus aguas quedará para la próxima edición de la Difunta Correa.
“Sabía que hacía mucho calor, pero no imaginé que tanto”, confió al final de la carrera Cristian Clavero, el flamante embalador de Palmar del Lago/Municipalidad de Rawson, explicó que recién al final pudo recuperarse y meter el embalaje que le permitió clasificar segundo. “Era impresionante, miraba el pulsómetro y siempre estaba en el orden de las 170 pulsaciones”, agregó.
“En la Cuesta de las Vacas en el auto de Juan, el termómetro indicaba 48 grados”, comentó Mario Ramírez, director de Deportes de la Municipalidad de Rawson, quien compartió con el intendente Walberto Allende el viaje en el coche del subsecretario de Deportes de la provincia, Juan José Chica.
Ver a los ciclistas pedir agua, algunos de manera desesperada, porque deshidratarse era peligroso y atentaría sobre sus posibilidades de seguir con chances de pelear la carrera, también fue un signo de lo difícil que fue para ellos completar el recorrido de una carrera que desde que se anunció que sería el primero de enero, nació con dificultades.
Es evidente que, finalmente, la fecha le jugó en contra. Salvo la familia de los ciclistas y algunos “locos lindos”, los demás que suelen llevarse la conservadora y la mesita para buscar una sombra y ver el espectáculo eligieron irse a una pileta para combatir el insoportable calor.

