El fútbol no sabe de merecimientos por más que un equipo, como resultó anoche con San Martín, llegué y llegué al arco porque nunca meta la estocada final. Sumado a que cuando se equivocó lo pagó de la peor manera. Así fue la noche negra del Verdinegro, que perdió 3-0 contra Racing, acumuló su 13er encuentro consecutivo sin ganar y está cada vez más hundido en la zona del descenso. Sumado a que los hinchas se hicieron sentir arrojando proyectiles para parar dos veces el partido, y para que en la segunda al árbitro Carlos Maglio lo suspendieron a falta de 60”. Todo eso fue un cóctel letal, que terminó con la salida de Gabriel Perrone como entrenador, luego de llegar a un común acuerdo con el presidente quien admitió su responsabilidad y que la única forma de descomprimir este momento era sacando al DT.

La noche, que terminó con un equipo sin entrenador, había arrancado bien. Porque San Martín salió decidido a ser el protagonista. Y de hecho lo fue en los primeros 20’, pero penó esa falta de gol que lo condena. Historia similar a la que vivió la fecha pasada en la también caída sobre Vélez. Ya que se desconcentró y lo pagó con el tanto de Zuculini a los 25’.

No obstante volvió a tomar el protagonismo con el mismo fin para cada jugada. Mas desperdició una habilitación de Canuto, Osorio metió una media vuelta para sacar un remate que dio en el palo y García no le sacó provecho a un rebote dado que Saja le desvió el disparo.

Por ello, y sabiendo que lo único que servía era el triunfo, Perrone se la jugó -como utilizando sus últimas cartas en el puesto- y luego de muchos partidos puso 3 delanteros para el debut de Emiliano Romero. Pero a estos la pelota nunca les llegó. Racing acertó nuevamente a los 12’ tras el mal pase de Luna, para que Zuculini asistiera a Vietto y estampara el 2-0. Desde ahí ya todo fue cuesta arriba sin encontrar argumentos para descontar.

Encima sobre los 34’ De Paul metió un “bomba” de afuera del área para el tercero que desató la furia de los hinchas, para un partido que no terminó en la cancha pero sí con la vida de Perrone en la institución.