El bloqueo de Bogdan Olteanu, acompañado de Martín Ramos, a Wallace fue el instante en el que un verdadero hito se hacía realidad. UPCN San Juan Vóley derrotaba en el tie break al local Sada Cruzeiro en el Mineirinho de Belo Horizonte y se ganaba la última plaza en el podio de premiación del Mundial de Clubes de vóleibol.

Nunca un equipo argentino había logrado meterse entre los tres mejores del mundo hasta el último 10 de mayo.

Una nueva demostración de Los Cóndores que posicionaban por segunda vez a San Juan en el escenario principal del vóleibol en este planeta.

El sólo hecho de clasificar al torneo significaba haber conseguido proezas anteriores. UPCN venía de coronarse tetracampeón en la Liga Argentina (igualando la mejor seguidilla de Bolívar) y de haber disputado la final del Sudamericano ante nada menos que Sada Cruzeiro. Y aquí es donde abundan los ejemplos que muestran el hambre de gloria que renovó siempre el equipo de Fabián Armoa ante cada tropezón. Porque UPCN ya había jugado el año anterior un Mundial tras ganar el Sudamericano anterior y había quedado en la cuarta posición. En el último Sudamericano volvió a clasificar pero no pudo retener el título por la derrota en 5 sets ante el Sada Cruzeiro en un partido que fueron ganando 2-0. Y cuando se encontraron nuevamente en el partido por el tercer puesto en el Mundial, UPCN volvía a estar 2-0 arriba y Sada Cruzeiro, impulsado por el aliento de sus seguidores, forzaba la definición a un tie break. Y cuando estaban 14-13 llegó el bloqueo que sentenció la historia a favor del equipo sanjuanino.

El capitán Demián González afirmó luego de los festejos: "Más allá de que sea una medalla de bronce, me parece que para nosotros es una medalla de oro. De oro al esfuerzo, al sacrificio".

Ya se verá cuánto perdura en el tiempo este récord. Todavía resuenan los aplausos para un equipo que se habituó a lograr hazañas, prácticamente inimaginables hace cinco años.