La jamaiquina Shelly-Ann Fraser-Pryce, una pequeña bomba de 1,52 metros de estatura, hija de una velocista, volvió a erigirse en reina del esprint, como en los dos últimos Juegos Olímpicos, al ganar la final de los Mundiales en 10s.71/100, la mejor marca mundial del año. Un día después de que el notable Usain Bolt recuperase el cetro de la misma distancia que había perdido por descalificación en Daegu 2011, Jamaica ha reiterado su hegemonía mundial en la velocidad, ya sea en hombres o en mujeres.

No importó que saliera algo lenta (174 milésimas). Su espectacular puesta en acción, con pasitos cortos y potentes, la puso en cabeza rápidamente y fue alejándose cada vez más hasta cruzar la raya 22 centésimas antes que la marfileña Murielle Ahoure, la ventaja más amplia sobre la segunda en las 14 ediciones de los Mundiales. La estadounidense Carmelita Jeter, defensora del título, llegó tercera con 10s.94/100, por delante de su compatriota y campeona nacional English Gardner. La nigeriana Blessing Okagbare, comenzó a notar los efectos nocivos de una ambición tal vez excesiva porque se propuso correr tres pruebas individuales. Ya fue subcampeona en salto en largo; ayer llegó sexta con 11s.04/100, y todavía le quedan los 200 metros.

Fraser, el “cohete de bolsillo”, ya era antes de la jornada de ayer la más rápida del año con la marca de 10s.77/100 que obtuvo en las series de la reunión de Londres, el 27 de julio. Curiosamente, luego en la final fue batida por tres rivales, incluida Okagbare, que fue la ganadora con 10s.79/100.