Entró faltando cinco minutos para que termine el partido por Francisco "Pancho" Velázquez. Mucha gente no entendió la decisión del técnico José Suárez. El partido de vuelta entre San Martín y All Boys de La Pampa, que clasificaría a un equipo al Campeonato Nacional de 1970, estaba empatado 1a 1, similar resultado al ocurrido una semana antes en Santa Rosa. Con ese marcador era inevitable la definición por tiros penales, alternativa que los pampeanos venían superando desde un par de fases anteriores.

Antes de culminar el tiempo reglamentario, Carlos "Carbonilla" Ramírez, que tenía 22 años y había llegado a San Martín prestado por Independiente, sacó una pelota envenenada. "¡Está frío, como lo va a poner!", coincidían las voces que bajaban de las gradas. Al finalizar el tiempo estipulado, los visitantes se abrazaban como si hubieran clasificado. Al fin de cuentas su rematador, Carlos Rechimont -según las estadísticas que manejaban los medios de su provincia- llevaba la friolera de 99 penales convertidos de manera consecutiva y su arquero, Galant, había contendido de a dos remates francos en series anteriores.

Pero los pampeanos se almorzaron la cena. No sabían, como muchos sanjuaninos, que Ramírez había entrado con la misión de fortalecer la calidad del uruguayo Raúl Cardozo para ajusticiar arqueros desde los 12 pasos. El "Carbonilla", como lo conocían todos, era especialista en contener penales, detalle que, en el vértigo del partido, muchos habían olvidado.

"Yo estudiaba mucho a los rivales y cuando había penales me agrandaba. Iba les pasaba la mano por la cabeza y les tiraba el mechón de la colita del pelo con la idea de sacarlos de concentración", cuenta hoy Ramírez, que es vecino de la calle San Lorenzo, a metros de Urquiza en Rawson.

En ese entonces las definiciones eran diferentes a las actuales. Eran tres penales por equipo, remataba el mismo jugador y se sorteaba cual de los dos equipos pateaba primero. Le tocó atajar a Ramírez en el arco que da a la popular norte. Rechimont le pegó al palo izquierdo, a media altura y allí fueron las seguras manos del joven arquero sanjuanino.

El segundo penal fue igual. "Si me lo tirás al mismo lugar te lo atajo", cuenta hoy "Carbonilla" que le dijo a su rival. Rechimont repitió el envío y, como se lo había anticipado, el arquero le rechazó el remate sepultando gran parte de las expectativas pampeanas. Contrariado, el hasta ese día implacable rematador de All Boys, cruzó el último remate y lo mandó casi dos metros afuera del palo derecho.

Después vino el turno del "Negro" Cardozo, a quien el primer remate se le fue besando el poste izquierdo y el segundo entró desairando las intenciones de Galant, quien había elegido el palo contrario. No hizo falta nada más para desatar la alegría grande en el Pueblo Viejo. San Martín, había logrado la clasificación después de empatar los dos partidos 1 a 1. El "Chula" Cerdera había convertido en La Pampa. El "Gallego" Pérez, en San Juan. No alcanzaba. Se debió recurrir a las prestaciones de dos especialistas, Ramírez atajando y Cardozo ejecutando penales.

Fue un 16 de agosto, igual que hoy, pero hace 41 años. Ese día San Martín entró en la historia por clasificar por primera vez en su historia a un torneo donde iba a jugar con los grandes de la Argentina. Cuatro décadas después, el verdinegro está, por derecho propio, en el círculo privilegiado de AFA, compartiendo un lugar con los mejores del fútbol nacional.