Su carrera ciclista fue corta, sólo seis años. La vida lo llevó a elegir otros rumbos, y aunque ganó pocas veces, sólo dos, puede decir con orgullo que, el 6 de enero de 2002, ganó la clásica Doble Difunta Correa. Cuatro años después, el 14 de enero de 2006, última temporada en la que corrió, se impuso en la primera etapa de la Vuelta a San Juan, y durante dos jornadas vistió la camiseta de líder. Agustín Orlando Chavez, en el ambiente del ciclismo, simplemente "El Hormiga", rememora hoy su sorprendente triunfo de hace dos décadas.
"De ese día me acuerdo de todo", cuenta el hombre que el próximo 23 de marzo cumplirá 40 años. Casado con María Belén Castillo, madre de sus dos hijas, Agustina (17) y Guillermina (8); Agustín cuenta que, como el ciclismo no era rentable, decidió buscar otro horizonte laboral. "Había nacido mi hija mayor, y por medio del padre de Luis Aguirre, un exciclista de la generación de Emanuel Saldaño, conseguí trabajo en Veladero".
"La Difunta es una carrera que me gustaba, era dura, y se adaptaba a mis condiciones de rodador. Ese día el Gallo (Gustavo) Toledo se escapó temprano con una docena de ciclistas. Metieron un ‘palo’ en el Monumento al Gaucho, y se fueron", afirmó.

"Yo venía en un grupo de unos veinte que salimos a buscarlos, pero venía ‘guardadito’. Estaban Curuchet (Juan), Antogna (Fernando), Brunetta (Guillermo), Villalobo (Oscar), Páez (Javier), Montivero (Luciano) y otros. Subiendo la Cuesta de las Vacas habíamos achicado bastante, pero nos llevaban un par de minutos. Los de arriba se iban quedando, y entrando a calle 5, viniendo por Zapata, el único fugado que quedaba era Toledo", amplió gesticulado con las manos.
La carrera entraba en su parte final, y el muchacho que en 2015 se radicó por unos años en Tierra del Fuego, donde hizo de todo hasta entrar a trabajar a Radio Victoria, empresa que fabrica los aires acondicionados TCL; se emociona, al recordar. "Cerca de la Alfonso XIII, saltó Facundo Bazzi, como vi que no lo corrían salí a buscarlo. Lo alcancé y cuando bajábamos el puente de la calle 5 sobre el Acceso Sur, veíamos que Toledo giraba en la calle Mendoza. Lo alcanzamos a la altura de Cinzano, y así como veníamos lo pasamos", comenta mientras hojea una carpeta de recortes que su esposa armó prolijamente y donde resalta una foto grande suya festejando la victoria, con el título de "Hormiga" Atómica, referenciando al personaje del comic para niños.
Chavez integró los equipos de Palmar del Lago, Paraíso y de la Agrupación Virgen de Fátima.
"Quedaba una sola pasada especial, frente a la Estación del Sol, ahí me dije ‘embalo y sigo’. Doblé como venía, con todo, en Ignacio de la Roza y Paula (Albarracín de Sarmiento), miraba atrás y Bazzi venía a 10 metros. Los dos a fondo. Pasé ‘al taco’ el badén de la Libertador, y seguía a la misma distancia. Doblé con todo para entrar en San Luis, y no podía despegarlo, hasta que cuando gire por Ramón y Cajal, le había hecho unos 30 metros de diferencia. No daba más, pero la gente me empujaba con su aliento. Di la vuelta y media al velódromo llorando, sabía que la ganaría, que no me la quitaría nadie", cuenta con los ojos brillosos por la emoción.
Hoy, Agustín trabaja como maquinista de la empresa Eco Minera, donde empezó como ayudante, fue chofer de camiones, y hoy realiza una tarea calificada. "Estoy por recuperar la bicicleta que vendí (NR: era la del siempre recordado Sergio "Payaso" Valdéz), quiero volver a sentir la sensación de pedalear, pero para disfrutar", cerró con una tímida sonrisa.
