El icono del Barcelona, Lionel Messi, fue uno de los impulsores de la buena forma que el equipo ha mostrado recientemente, pero pasó casi totalmente desapercibido en la importante derrota que su equipo sufrió en casa ante el Málaga el sábado.

Su influencia en el juego quedó clara para todos al ver cómo un mal día del argentino echó por tierra las esperanzas de los culés de quedarse con los tres puntos y cerca de la punta del torneo de la Liga española.

Messi estaba jugando a su mejor nivel durante la racha de once victorias consecutivas de su equipo, acabada abruptamente ante el Málaga.

El argentino, que ha marcado 26 goles en la competición, pareció una gris imitación de sí mismo, fuera de ritmo y perdiendo muchos balones.

El entrenador Luis Enrique, quien rechazó señalar a ningún jugador concreto tras el 0-1, dijo que el Barcelona estaba acostumbrado a que los equipos se encerrasen atrás, y que es algo con lo que tendrán que lidiar. "Que haya partidos anteriores en que hayamos podido reaccionar y marcar gol rápido no quiere decir que sea lo habitual", dijo.

"Nos ha costado mucho crear ocasiones de gol. Hubo un poco de desorganización. Necesitamos atacar con orden, haciendo buenas circulaciones de balón, muy equilibrados y muy estructurados", agregó el entrenador, que sin mencionar a Messi, sus palabras tienen destinatario. Su relación no es buena desde hace tiempo y cuando el rosarino desapareció, Barcelona perdió.

Por Tim Hanlon

Reuters