La gente de Carpintería quedó atemorizada luego de la pesadilla que se vivió el domingo por el enfrentamiento de hinchas con la policía al término del partido Carpintería-Colón, que ganó el Merengue por penales y pasó a la final de la B. Pero las quejas de los vecinos no apuntaron hacia los hinchas, sino a lo que consideraron una desmedida represión de la policía. Y pusieron como ejemplo los 18 perdigones que recibió en la espalda José Mulet o que incluso niños fueron heridos con impactos de bala de goma.

Desde la policía hay otra versión. Señalaron que actuaron porque la barra de Carpintería les tiró piedras y que la represión fue mínima. Y agregaron que los destrozos principales fueron en la comisaría ‘Castro’.

"Había terminado el partido y todo estaba calmo. La misma policía agredió a unos hinchas de Carpintería, que estaban tranquilos en la esquina y ahí empezó todo. Pidieron refuerzos y éstos llegaron arrasando con todo, tirándole a cualquiera, niños, mujeres. Entraban a las casas, estaban locos. Al agredirnos, obviamente algunos reaccionaron para defenderse", narró uno de los vecinos, Eusebio Cavanay.

El subcomisario a cargo del operativo, Omar Díaz, no pudo ser ayer ubicado pero uno de los oficiales, Eduardo Riveros, señaló que "la represión fue la mínima, justa. Los efectivos reaccionaron porque la barra de Carpintería comenzó largando piedras después del partido y por eso tomamos medidas. En ningún momento entraron a las casas". Riveros culpó de toda responsabilidad a los hinchas: "Son unos indios, después se vinieron a la comisaría y rompieron los autos particulares de los efectivos y los patrulleros, hasta robaron stereos".

Los incidentes, según indicaron fuentes policiales el domingo, comenzaron cuando un grupo de 30 hinchas comenzó a arrojar piedras y la policía quiso detenerlos. Como también se sumaron hinchas de Guaymallén que regresaban a Mendoza luego del partido con Del Bono, los disturbios aumentaron y tuvieron que pedir refuerzos. Reportaron daños en la comisaría y tres policías heridos. Ayer, había un detenido por estos hechos.

Pero ayer, la gente que vive cerca de la cancha mostró su descontento con la policía. Estela Pizarro tiene una heladería en una esquina lindante a la cancha y dio su versión: "Fue de terror, parecía una guerra. La policía se la agarró con cualquiera, ellos empezaron todo, nadie los provocó. Le tiraban al que encontraban a su paso, nos insultaban y provocaban. No les importaron los niños, nada. Para mí, estaban borrachos".

Belén Orozco se sumó a los que criticaron el accionar policial: "Yo estaba con mis hijos y la policía tiró gases adentro de mi casa, me insultó. Andaban parados en las motos apuntándole a todo el mundo".