Una historia con todas las letras. De aquel comienzo futbolero en Independiente de Neuquén hasta llegar a ser parte del cuerpo técnico del seleccionado Sub-15 que viene de participar en el Sudamericano en Uruguay donde Argentina terminó en la tercera posición, el cordobés y ahora sanjuanino Juan Manuel Iñones las pasó todas. Pero claro, con un denominador común: Julio Humberto Grondona. El polémico hijo de Don Julio, ex técnico de Talleres, Godoy Cruz y hoy entrenador del seleccionado juvenil.

Juan Manuel no deja de reconocer que todo se lo debe a Humbertito y que esta última experiencia de ser parte de una Selección argentina le cambió toda la visión de lo que es el fútbol de elite mundial. Técnico recibido en la escuela Gahona, ayudante de campo de Ricardo Dillon en el paso por Desamparados y también con Ricardo González en Unión, Iñones sabe que éste es un momento especial que disfruta a full con su familia sanjuanina.

Pero todo tiene su historia y nadie mejor que el propio Juan Manuel para contarla.

“Yo era jugador. Empecé en Independiente de Neuquén y llegó la chance en el ‘92 de ir a Racing de Avellaneda. Llegué, me probaron y quedé en Cuarta teniendo edad para Quinta. Allí tuve el primer contacto con Humberto Grondona que dirigía inferiores. Me vio, me habló bien y me puso de sobrenombre Semilla, que me quedó para siempre. Estuve ese semestre e incluso cuando Grondona pasó a dirigir Primera, yo subí a la reserva. Terminó esa temporada y llegó Fito Della Picca y me quitó chances. Entonces fui a Cipolletti, luego a Independiente de Neuquén hasta que volví a Racing pero ya no tenía lugar. Pasé a Argentinos Juniors y por una lesión ya me quedé sin jugar”, narró Iñones.

En ese momento, retomó los estudios de Kinesiología en Córdoba y su carrera se interrumpió porque pasó a ser por 4 años stage manager de Los Nocheros. Conoció a su esposa sanjuanina y decidió en ese momento instalarse en San Juan. Consiguió la licitación de todo el trabajo de fotocopiado y apuntes de la Universidad Católica y también de la Facultad de Filosofía de la UNSJ pero siempre siguió cercano al fútbol. En Mendoza se cruzó nuevamente con Humbertito Grondona y ahí nació la relación actual. Se juntaron, lo llamó y le pidió un primer informe de San Martín como rival de Talleres. Iñones lo armó, lo envió y se abrió una puerta de trabajo. Tanto que en cada semana, recibía llamados de Grondona y lo mandaba a ver rivales futuros de sus equipos. Eso se consolidó y en 2010 estuvo presente en el Argentina 4-España 1 post Mundial de Sudáfrica en Buenos Aires. Más tarde, llegó la invitación para estar en el Hexagonal Juvenil de Córdoba y este año, Grondona lo quiso en su cuerpo técnico para ir al Sudamericano Sub-15 en Uruguay. Lo tomó de sorpresa.

Llegó a Ezeiza y lo alojaron allí. Le pasaron la indumentaria oficial de la delegación y Juan Manuel no se animó a ponérsela. Recién en el colectivo lo hizo. Allá, en Uruguay, vivió un torneo inolvidable junto a Miguel Lemme. Aprendió de todo y siempre con bajo perfil. Ahora, tras el balance positivo que se hizo de este torneo, Iñones se ilusiona con que su trabajo tenga continuidad. Si no se diera, ya le puso todas las pilas al proyecto de los centros de alto rendimiento y a la búsqueda de valores en todo el mapa provincial.

No tiene más que palabras de agradecimiento para la generosidad con la que lo trató siempre Humbertito Grondona. “La gente habla sin saber y te puedo asegurar que es un tipo muy humilde, muy expeditivo que siempre habla poco y que hace mucho. Para mí es un privilegio tenerlo cerca y que me haya invitado para estar trabajando en un seleccionado. Es un sueño que disfruto todos los días y se que a muchos nunca se les podría dar”.