Los primeros 10 minutos de partido se morían entre la ansiedad argentina y las limitaciones de un Chile que hacía lo que podía. Pero llegó la apertura del marcador y si bien fueron los chilenos los primeros en festejar, cada uno de los 15 goles que tuvo el partido sirvió para mostrar un repertorio de festejos en los que el más reiterado fue el beso en el antebrazo del goleador del partido, Emanuel García, quien en los 4 tantos que convirtió nunca se apartó sus labios del tatuaje que tiene en su antebrazo izquierdo. En el ranking de los mejores festejos, la locura sana de Luquitas Ordóñez se llevó todos los aplausos cuando puso el 7-1 decidió treparse a la red protectora al mejor estilo futbolero. En el otro escalón del podio de los festejos más originales, el del Mono Velázquez también tuvo su párrafo aparte porque luego del penal para poner el 3-1, decidió levantarse la camiseta para mostrar a pecho limpio su pasión por Argentina.
Pablo Alvarez no cambió mucho en el show de los festejos. Más sobrio, más en equipo, asociando a todos sus compañeros en cada festejo. Lo mismo que David Páez y también Reinaldo García. Argentina hizo una docena y también festejó una docena de veces. Una noche con un festival para disfrutar pensando en que se puede.

