El último partido del año en el Barcelona no fue bueno para Leonel Messi. Con el contrato recién renovado y con la chance de ser el goleador, el punta pasó desapercibido.
Lo intentó, pero nunca cerca de la zona de peligro. Se ubicó en los tres cuartos del campo y buscó, sin acierto, a sus compañeros. Demasiado lejos del área, el argentinó se diluyó hasta el minuto 33 en el que cedió el balón a Alexis para que el chileno hiciera soñar con la Liga con el 1-0. Ahí se quedó lo más destacado de su actuación. El delantero, incluso, recibió tímidos silbidos de una parte de la tribuna en los minutos finales del encuentro.

