Uno, el menor, tiene 18 años, cumplidos el 31 de octubre pasado, es debutante en la Vuelta a San Juan y cuenta en su futuro próximo con la participación en el Tour de San Luis integrando la selección nacional Sub23. El otro, el mayor, tiene 44 pirulos, cumplidos el 26 de abril pasado y tiene como meta inmediata disfrutar su Vuelta número 22.

Los une la pasión por devorar kilómetros, los separa una vida, Fabio tiene un hijo que también corre en esta Vuelta, Sebastián tres meses mayor que Tivani, en una clara paradoja del destino.

Los dos están contentos con ser parte de la fiesta popular que significa la carrera sanjuanina. Mientras uno esta en franco ascenso y sus aspiraciones no tienen techo deportivo, el joven, el pocitano. Al otro, al bonaerense, le alcanza con sentir el aliento del público empujándolo en su esfuerzo, algunas veces en solitario porque perdió rueda con el pelotón y tuvo que realizar los últimos kilómetros.

Uno y otro, son actores de una película que se llama Vuelta de San Juan, cuya zaga continúa desde ayer con su 32da versión en la que hay protagonistas reiterados y otros nuevos.