Mucho del trabajo de Pablo Lavallén tiene este San Martín, y mucho de comprensión y plasmarlo en la cancha por parte del equipo. Ya no sorprende su propuesta de juego y por eso el triunfo que logró ante Rafaela tiene sustento en lo hecho en los juegos anteriores. Ayer sorprendió de entrada y cuando parecía que el local reaccionaba le imprimió toque, velocidad y llegó al gol. Una fórmula simple que se nutre en la intención de ser protagonista. Hizo de la tenencia de la pelota, de no abusar del pelotazo, de meterle un toque intenso y dinámico para dejar en ridículo al rival, de aplicarle velocidad de mitad de cancha para adelante y ser oportuno para el gol. Esto basado en la solvencia de Ardente que ayer fue un pilar cuando Rafaela se vino encima, y una línea defensiva que no se complicó, que ganó en el duelo personal y que tiene categoría para salir con cabeza levantada.
Y en el medio presentó un potencial equilibrado, Gelabert fue el termómetro y por ello el equipo lo sintió cuando salió lesionado. Fissore no tira caños pero marcando mordió en todos lados, y con Salas y Montagna tuvo salida, juego y proyección.