No quedan dudas de que la historia de Alberto “Wey” Zapata trascendió todos los límites. Primero por la amputación de su brazo izquierdo en un terrible accidente en la Ruta 40 en noviembre pasado, segundo por el carisma que tuvo y, tercero, por su muerte mientras protagonizaba una competencia de motocross en Córdoba. Miles de personas, a lo largo y ancho de la provincia, el país y el mundo, se mostraron conmocionadas por su partida, que marcó el inicio de un verdadero mito del deporte y de la superación.

Y entre todas esas historias se encuentra una por demás especial, que precisamente no es de San Juan, sino que es de una provincia situada a casi 1.400 kilómetros de distancia. Agustín Escobar, de Resistencia, Chaco, es el gran protagonista. Con tan solo 9 años y con una familia amante de los fierros, se volvió fanático del Wey Zapata, a tal punto que lo homenajea todos los días a través de su otra pasión, que es el dibujo.

Claudia, la mamá del nene, es devota del automovilismo y eligió el nombre de su hijo por el arrecifeño Agustín Canapino, como así también sigue siempre a pilotos sanjuaninos como Fabián Flaqué y Fabricio Persia, con quienes suele tener contacto y de los que tiene fotos con su pequeño. En ese contexto apasionado por el deporte motor creció el niño chaqueño y terminó inclinándose por el motociclismo gracias al motocrossista fallecido el pasado 4 de abril.

“Agustín es un loco amante de los dibujos, le encanta dibujar y después del accidente del Wey se volvió fanático. Empezó a buscar información, a mirar videos en las redes, a buscar fotos, a conocer todo sobre él. Luego hizo su primer dibujo, no le salió bien y lo tiró a la basura, pero no bajó los brazos y con el correr de los días lo logró”, contó su mamá Claudia a DIARIO DE CUYO desde la provincia norteña.

El tiempo transcurrió y el fanatismo se agigantó para Agustín, pero lamentablemente sufrió un duro golpe anímico al enterarse del fallecimiento del Wey hace casi dos meses atrás. “Se puso muy mal, le tuve que apagar el televisor y quitarle el celular porque no paraba de llorar”, contó su madre.

El pequeño cursa cuarto grado pero en medio de la inestabilidad educativa debido a la pandemia por coronavirus, todos los días crea imágenes diferentes de su ídolo sanjuanino. “Si no le sale bien lo tira y vuelve a intentar al otro día”, dijo Claudia, quien agregó que Agustín habla todo el tiempo del Wey, tanto a sus amiguitos como también al resto de su familia.

“Cuando empezó el ciclo lectivo de este año, Agustín pidió una carpeta del Wey, pero no le conseguí ninguna y le compré una del Moto GP, pero no le gustó demasiado y se puso muy molesto. Sin embargo, en su celular tiene una foto de su ídolo de fondo de pantalla y también en su perfil de Whatsapp”, detalló.

Claudia también contó que el chico es simpatizante de Freddie Mercury y que en enero pasado, en su cumpleaños de 9, la decoración fue íntegramente sobre la leyenda británica, pero Agustín ya le anticipó que en su décimo aniversario quiere que toda la matemática sea del Wey Zapata.

El sueño del nene chaqueño es que sus dibujos lleguen a manos de la familia de Alberto Zapata y también poder tener una camiseta de las que utilizaba el piloto para correr. El fanatismo no tiene límites, más cuando se trata de homenajear un joven de tan solo 23 años que marcó a fuego el ejemplo de superación y dejó todo por cumplir sus objetivos.