Ni Juan María Traverso, ni Ernesto Bessone. Ninguno de estos dos monstruos del automovilismo nacional pudieron hacer lo que concretó ayer Guido Falaschi. Es que el piloto del Sportteam se llevó la Copa América y así se consagró como el más joven en ganar un torneo en la Top Race V6, categoría que se disputa desde 1997. El Príncipe, de apenas 20 años, es llamado a ser uno de los grandes del país y no en vano hace dos temporadas ya demostró sus cualidades cuando se adjudicó la Fórmula Renault. Ahora Falaschi entró en la historia del TR, más allá que en la final disputada en El Zonda-Eduardo Copello terminó octavo. Es que al comando de su Ford Mondeo supo regular la ventaja de 19 puntos que tenía con su compañero de equipo, Agustín Canapino, quien en su intento por desbancarlo, finalmente debió abandonar la carrera decisiva.

"La verdad que arranqué un poquito cag… en las patas. Desde un principio tenía claro que debía regular y no ir al choque con nadie para mantenerme en carrera", contó apenas finalizó la prueba Falaschi y mientras todo el equipo lo intentaba saludar. Es que después de las series clasificatorias al rubio le alcanzaba para celebrar con el 25to. puesto. Por eso desde que largó en la décima ubicación de la grilla no se desesperó. Incluso tampoco lo hizo al ver que Canapino mostró todas sus cualidades y en una maniobra espectacular superó nada menos que a Emiliano Spataro y José María López, para así ser líder de la prueba. "Andá tranquilo, el auto está perfecto. No te metás en problemas", le pedía por entonces, a través del sistema de comunicación interna, un auxiliar del equipo. La película parecía de suspenso desde entonces (la segunda vuelta) hasta la última, la 31. Pero el destino le jugó una mala pasada a Canapino. El Mercedes de Agustín dijo basta en el giro 26, a la altura de la horquilla, por la rotura del carden y entonces se desató el festejo del nacido en Las Parejas, Santa Fe. "La verdad que no puedo ni hablar. Es una emoción muy grande. Sólo Guido y nosotros sabemos lo que él peleó para este momento. Es un gran chico y se lo tiene merecido", contó, emocionado y casi sin voz, el padre del nuevo monarca, Víctor Falaschi.

Por la radio interna le avisaron que ya era campeón y de ahí sus lágrimas en ese momento inolvidable. "Es el premio a mucho esfuerzo. Todavía recuerdo cuando este equipo se formó hace sólo cuatro meses y a la par que se hacían los autos, también se iban construyendo los talleres del equipo. Es algo impresionante para nosotros ser campeones tan rápido", reveló Falaschi, quien se inició en el mundo tuerca muy lejos de su Argentina. Fue a los 8 años cuando comenzó a descubrir su pasión por los autos, a través de los fierros a control remoto en la lejana y exótica Japón, lugar donde se trasladó con parte de su familia por motivos labores de sus progenitores. Al año siguiente incursionó, como pasa con la mayoría de los grandes pilotos, en el karting. En el 2002 demostró su ascenso vertiginoso y se convirtió en el tercero de la temporada del Campeonato Argentino. Tres años más tarde dio un gran salto en su carrera y se subió por primera vez a un monoplaza en el Sudamericano Seniors. En una categoría escuela del país como la Fórmula Renault, en el 2008, obtiene su primer título. El año pasado pegó el salto al TC Pista e incluso salió campeón, por detrás de justamente Canapino, y también al último tramo de la temporada del TRV6. Ahora, menos de un año más tarde, él es campeón. "Junto con Agustín (Canapino) son los dos pilotos de mayor proyección del país. Antes del fin de semana, les dije que los dos se merecían ser campeones pero que en el deporte siempre uno gana y el otro no. Estoy realmente feliz de que el campeón sea de nuestro equipo y más aún que le toque a un gran chico como Guido", aseguró Sergio Polze, dueño y director del Sportteam.

La celebración en el podio para Falaschi fue a pura batucada. Es que los mecánicos de su equipo se "disfrazaron" con pelucas y cotillón de todo tipo. El "dale campeón, dale campeón" retumbó una y otra vez en la Quebrada Rugiente del Zonda allá por las 14 de ayer. Antes y cuando se juntó con su compañero y rival de ocasión, Canapino, llegó la emoción. Ambos se fundieron en un abrazo y Agustín le dedicó un cálido y sincero "te lo tenés merecido. Fuiste el mejor".