El Clausura de AFA abre el juego el próximo fin de semana y, como siempre, la obligación de ser protagonistas para Boca y River es una de las características que se producirán en este torneo. Aunque esta vez esa presión se posará más en el equipo que dirige Julio César Falcioni, según lo que ocurrió en los partidos del verano.

Boca no es el candidato excluyente a ser el campeón pero el escenario de los últimos días provocó que quedara primero en la fila de los 20 equipos participantes: Estudiantes y Vélez, los de mejor nivel en el torneo anterior, se abocarán a la Copa Libertadores, al igual que Independiente, Godoy Cruz y Argentinos; en River, los escasos fondos impidieron traer los refuerzos que consiguió Boca; Racing y San Lorenzo en este momento son una incógnita; Newell\'s y Banfield, dos tapados, se quedaron sin el "jugador distinto" de sus campañas anteriores.

Pero ya se vio más de una vez que los equipos que sobresalieron en el verano no son los que terminaban festejando en junio. Y Boca no sólo tendrá que superar a los rivales sino no perder el famoso equilibrio interno. Porque la abundancia de jugadores en el plantel con pretensiones serias de estar en el once inicial puede ser un arma de doble filo. Boca ganó 3 partidos y empató otro en el verano basándose en un gran juego en su zona de volantes. Pero a esos cuatro futbolistas les queda como competencia nada menos que Riquelme y Battaglia, dos históricos, y un mimado del DT, Erviti. En el arco, el que quede afuera, García y Luchetti, tendrá una gran procesión por dentro. Y tanto en defensa como en ataque, el técnico pide un refuerzo más. Atrás, Rolando Schiavi no sería alguien para "esperar una oportunidad" y adelante ya están Palermo, Viatri y Mouche, con Noir esperando. Algunos futbolistas ya vieron que el panorama les era complicado y 3 volantes armaron las valijas: Matías Giménez, Escudero y Méndez. Si el "tirar para el mismo lado" queda sólo en una frase hecha, Boca será otra novela.