River, puntero e invicto del campeonato de Primera División, no pasó de un empate en un tanto en su visita a Arsenal, en partido pendiente de la 7ma fecha azuzado por el enfrentamiento entre los técnicos Marcelo Gallardo y el ex Boca Juniors, Martín Palermo.
Arsenal salió a contrarrestar la presión alta que ejerce River salteando la posesión defensiva y gestionando juego desde la mitad de la cancha, algo que en términos generales le terminó dando buenos dividendos al conjunto dirigido por Martín Palermo.
Hasta los primeros 15’ River jugó mucho mejor que Arsenal, porque tomó la iniciativa, apretó bien arriba y generó un buen tándem por izquierda entre Rojas y Vangioni. Sin embargo, la opción más clara estuvo en un remate de Palacios, para Arsenal, que se fue apenas encima del travesaño.
Hasta que a los 33’ llegó la posibilidad más clara en los pies del uruguayo Mora y su disparo pegó en el travesaño. Pese a esto, hasta esta instancia era el partido más flojo de River en el campeonato, teniendo en cuenta el nivel superlativo que venía mostrando.
Y en el minuto final llegó una de las jugadas más polémicas, cuando un centro de Vangioni derivó en un cabezazo de Teófilo Gutiérrez sobre el segundo palo que le pegó en la mano a Damián Pérez. El árbitro Darío Herrera dejó seguir y terminó controlando el arquero Andrada.
La segunda parte arrancó con todo y hubo unos primeros 5 minutos a todo grito, cuando a los 3’ le cometieron un penal al ex Boca Sebastián Palacios que el capitán Hugo Nervo transformó en la ventaja parcial para los locales.
Pero apenas dos minutos más tarde Leonardo Pisculichi, en estado de gracia, tomó un rebote del arquero Andrada para registrar una paridad que apagó rápidamente la efímera alegría de los del Viaducto.
Pero lo positivo para el espectáculo fue que los dos lo quisieron ganar y eso derivó en acciones de riesgo sobre ambas vallas. A los 17’ se registró una tremenda salvada de Mercado sobre la línea para evitar un gol cantado de Palacios.
En definitiva, River estuvo lejos del equipo sensación que se venía pregonando desde todos los costados futboleros.