El que pega primero, suele pegar dos veces. Para Atlético Alianza no fue necesario el segundo golpe porque con el madrugón de Ricardo Avila, a los 3 minutos del partido, le terminó entregando un triunfo clave para subirse a la punta de la Zona 5 del Argentino B. Fue justo y suficiente. Alianza golpeó en el momento justo y lo aguantó después. Trinidad, con muchísima entrega, hizo lo que pudo. Emparejó el trámite, generó sus situaciones

pero se olvidó de que los partidos se ganan con goles y esa fue su condena. No le sobró mucho a Alianza pero edificó su victoria a partir de la defensa, del trabajo de Gustavo Coronel y del orden en todas sus líneas. Trinidad pagó carísimo su falta de gol y como plus, lo terminaron de liquidar sus errores defensivos.

Ni se había armado el partido cuando Javier Paratore metió un pase milimétrico para la entrada de Ricardo Avila. El Patito, no dudó. Eligió bien, definió mejor y antes de los 3 minutos del juego, Alianza empezaba a ganar el partido que tenía que ganar para enderezar su rumbo nuevamente. Trinidad salió decidido a empatara y le costó acomodarse pero cuando Hernán Muñoz y Marcelo Guajardo sintonizaron, creció el trabajo del León que generó sus situaciones para empatar en esos primeros 45 minutos. Germán Gigena, primero, más tarde Carlos Paratore y finalmente Guajardo tuvieron sus chances pero no pudieron contra Coronel.

En el complemento, Alianza se acomodó mejor. Se paró para aguantar con orden y le dejó todo el peso de ir a buscar la igualdad a un Trinidad que cambió de nombres pero no pudo encontrar el camino para el empate. Así, con oportunismo, orden y mucha practicidad, Alianza edifició un triunfo que lo puso en la punta de un grupo parejo que no admite errores. Trinidad, en cambio, no logra levantar cabeza y pese a que por momentos juega bien, sin gol, está condenado a la impotencia.