Fue increíble. UVT estaba haciendo todo bien. Es más, le ganaba bien al puntero Sindicato Empleados de Comercio (SEC) por 5-3 faltando poco más de 2 minutos. Pero el tosudo de Juan Soria hizo una de las suyas y buscó el arco empujándola a espaldas del Bebe Castro. Fue tan rápido que no se vio si entró o no. El árbitro García interpretó que sí lo hizo y marcó el gol visitante. SEC se puso a tiro, pero además recogió un regalo impensado. Tanto se enojaron los locales por la conquista que interpretaron inválida que a su técnico Quiroga lo expulsaron y, por reglamento, el equipo trinitense se quedó con uno menos. Poco menos que servido para el SEC. Tanto que Panchito Velázquez, en una de tantas corajeadas en lo poquito que quedaba, la mandó al fondo faltando un minuto y el tablero quedó 5-5. Y fue empate nomás. Con empujones y una batahola de protestas sobre los árbitros como cierre. Un final impensado que el gran partido no se merecía.

UVT se quedó con las ganas de quitarle el invicto al SEC. Y los Gremiales se fueron cantando bajito no sólo porque empataron un partido chivo sino porque les cayó casi como un regalo del cielo. "El que se caliente, pierde", dice la frase popular. Y UVT lo hizo, por eso terminó con toda la bronca en su alma y corazón. Amén si fue injusta o no la sanción de García, haber mantenido la calma, tal vez le hubiera significado obtener lo que quería por lo poco que quedaba.

El partido en sí tuvo de todo. Golazos, grandes jugadas. Tarjetas, protestas. Jugado a diente apretado. Como debe ser. Y un empate final tal vez impensado porque la velocidad de los locales nunca fue solución para el líder.