"Sería algo muy lindo poder hacerlo y más en un día especial para el club". Pese a haber llegado para esta temporada, Darío Franco ya sabía en la previa del duelo de anoche en Mendoza ante Independiente Rivadavia, que el Parque era territorio negado para el club sanjuanino. Y también era consciente que ayer el Verdinegro celebraba los 103 años de vida. El regalo del primer triunfo a domicilio ante la Lepra tardó en llegar, pero en la agonía del cumpleaños lo consiguió. Y con el plus de servirle para ser el único puntero de la B Nacional tras ocho fechas, ya que ahora supera por tres unidades a Rafaela.

El clásico fue tal desde las tribunas, pero no tanto desde el campo de juego. Es que a contramano de esta clase de partidos que suelen ser duros y friccionados, los equipos demostraron que primero piensan en agredir al rival y después en cuidarse. En ese contexto, el equipo de Franco mostró su chapa y en diez minutos desactivó el frenesí del inicio contrario. Y pasado el cuarto de hora comenzaron a llegar las opciones. Floris no supo si pegarle al arco o tirar el centro y se perdió la primera clara. Después Scatolaro casi anota pero su remate fue tapado que en el camino cuando iba al gol; Penco metió un frentazo que Ayala tapó y el rebote dio el travesaño, y el propio goleador del Verdinegro metió un remate que contuvo el uno. El equipo de Trotta también inquietó aunque no tanto: Méndez la tiró por arriba de cabeza luego que Salmerón le bajase la pelota tras un córner; y luego Mozzo reventó el palo con su derechazo. En la siguiente jugada, Fileppi asustó con un testazo que sacó en la línea el siempre seguro capitán de San Martín, Pocrnjic.

La segunda parte fue más de tensión, de fricción, pierna fuerte y sin las mentes tan pensantes debido al cansancio. Dentro de ese contexto fue el líder del torneo el que mejor se acomodó. Entendió que la pelota podía ser el arma principal para llevarse un triunfo tan importante. Y así fue nomás. A los 2′, avisó Scatolaro con un frentazo pero le salió justo a las manos de Ayala. Una decena de minutos después, los protagonistas iban a ser los mismos, pero el resultado final no. Córner de Barreiro, cabezazo del volante chileno y gol. Al ángulo la pelota y al cielo la alegría de San Martín. 1-0 y la misión de haber destrabado el clásico. La expulsión de Salmerón, pareció dar algo de paz en el afán de sumar por triplicado nuevamente como visitante, donde ya lo hizo en tres de sus cuatro salidas y se mantiene invicto. La roja a Barreiro agigantó la presión del local, pero sin llegar a generar vacilaciones en el equipo sanjuanino. Los últimos minutos fueron pasando y salvo un zurdazo de Fileppi, nada para asustarse. Fue victoria en el clásico en Mendoza, algo que pasó por primera vez ante la Lepra y por eso San Martín cerró un cumpleaños más feliz que nunca.