En el partido amistoso que Argentina venció a Alemania el pasado 3 de marzo estuvo a punto de ser el momento más amargo en la vida de Martín Demichelis, el defensor argentino, quien ayer relató que casi pierde un ojo. En una jugada fortuita, Michael Ballack impactó con su rodilla en el rostro de Demichelis, que inmediatamente salió en camilla de la cancha tomándose su rostro. "Hundimiento de pómulo derecho y fractura de malar" fue el diagnóstico que recibió el jugador de Bayern Munich, quien fue operado al otro día y luego se informó que podría llegar al mundial, pero antes hubo una historia en el quirófano, donde el jugador estuvo en una situación de riesgo muy grande, según afirmó ayer en una entrevista al sitio de internet "Tinta Deportiva".
"Es la operación más complicada que me tocó realizar en mi vida" fue lo primero que le dijo el médico de Bayern Munich y la selección alemana a la hora de explicarle a Martín Demichelis la situación por la que había pasado. Es que durante la operación detectaron que más allá del diagnóstico, Demichelis tenía 5 fracturas y por eso debieron colocar sus respectivas placas: "Una debajo de la nariz, otra entre la ceja y el ojo derecho, y tres más por la fractura del malar. Además se me rompió parte de la mandíbula, por lo que me aplicaron varios puntos en las encías, que recién hoy (por ayer) me sacaron", relató Demichelis, quien agregó: "Gracias a Dios puse salvar el ojo derecho, que era lo que más les preocupaba a los doctores cuando llegué a la clínica".
El defensor señaló que incluso luego de la operación, podía perder la vista del ojo dañado: "Los médicos venían a cada hora a controlarme si veía bien. Imaginate, yo recién me despertaba de la anestesia y no entendía mucho, pensé que era un control normal. Hasta que me explicaron que muchísimos pacientes con una fractura similar empiezan a perder el color de la visión hasta que pierden el ojo. Calculo que no me lo quisieron decir antes para no asustarme. De hecho venían a cada rato a mostrarme cuatro lapiceras de colores distintos, y yo ya sabía de memoria que primero venía la azul, después la roja, la blanca y la negra (risas). Pero les preocupó mucho el ojo. Me dijeron que estuve a punto de perderlo".
El zaguero central reconoció que se aferró a Dios en estos días porque terminó sin secuelas un hecho que desde el inicio lo asustó mucho: "Cuando caí al césped no podía mover la boca y sentía mucha presión en el ojo. Sentía hundida la cara y empecé a pensar en cualquier cosa, como que me perdía el Mundial. Ahora sé que dentro de 2 o 4 semanas voy a estar recuperado. El único problema que me quedó es que me afectó un nervio de la zona, entonces tengo toda la parte derecha de la boca dormida y me va a llevar entre 4 y 6 meses recuperarlo. Ahora que ya estoy mejor y el ojo está bien, eso es lo que más fastidio me da".

