Se desató en el escenario, mucho más de lo que lo hace en la cancha. Mostró su personalidad, su lado animador y también su lado gracioso. El segundo arquero suplente de España, Pepe Reina fue el principal animador en el cierre de la fiesta de la selección española, que ayer llegó a su país y fue recibida ante alrededor 150 mil personas. Pepe, el dueño del micrófono, hizo participar a todo el público, gritando y haciendo reir a todos en el escenario preparado para la ocasión en la explanada del Puente del Rey. "Os queremos la hostia y queremos daros las gracias porque vuestra fuerza nos llegó", dijo Reina.
Entre gritos del público de "yo soy español" y "oé, oé, oé", los internacionales accedieron al escenario ataviados con banderas de España y de sus comunidades de origen, rociando botellas de cerveza y dispuestos a sumarse a la fiesta que animaba el presentador Carlos Latre y en la que Pepe Reina protagonizó un monólogo inolvidable.
Maestro de ceremonias desde la Eurocopa 2008, Reina continuó con las presentaciones aludiendo a Iker, "el santo de Móstoles", a Marchena, y mientras trataba de contar que a Fábregas "no le gusta que le llamen empanaó", Gerard Piqué puso por sorpresa a Cesc una camiseta del Barcelona.
La gente le dio un colorido bárbaro, caluroso, como para ponerle la piel de gallina a los jugadores españoles. Con bandera en mano, con los colores rojo y amarillo en sus rostros, multitud de aficionados, 150 mil personas se rindieron ante los componentes de la selección española, que exhibió la copa Mundial por las calles de la capital de España un día después de coronarse campeones en Sudáfrica tras vencer en la final a Holanda.

