River ’habló’ anoche en la cancha y goleó a Independiente 4-1 en el Monumental para consolidarse y lucirse en la cima del Torneo de Primera División. Por la octava fecha del certamen y a sólo dos capítulos de tener que asumir el papel de anfitrión en un crucial Superclásico, el equipo de Marcelo Gallardo fue ambicioso y contundente, y celebró los goles que convirtieron Leonardo Pisculichi, Ariel Rojas, el colombiano Teófilo Gutiérrez y el uruguayo Rodrigo Mora. El 1-2 que le dio una momentánea luz de esperanza a Independiente lo anotó Federico Mancuello, su futbolista de mejor actualidad. Lo único negativo para River es la lesión que sufrió en un dedo del pie derecho el mediocapista tucumano Matías Kranevitter.
Casi desde el vestuario River se puso en ventaja porque Pisculichi, cuando iban tan sólo 3 minutos de juego, abrió la cuenta con un tiro libre desde la derecha. A los 8 minutos, probó Daniel Montenegro desde fuera del área grande y el arquero desvió el remate hacia su derecha y en la jugada siguiente le sacó un cabezazo a Mancuello. Los conducidos por Gallardo pudieron haber ampliado la ventaja a los 17, con una jugada colectiva que conformaron Rojas, Teo Guitiérrez y Pisculichi por izquierda, aunque cuando el ex Argentinos Juniors quiso definir lo tapó el Ruso Rodríguez. A los 27, hubo una precisa combinación entre Carlos Sánchez y Teo Gutiérrez, pero el disparo del uruguayo dio en el travesaño. Diez minutos más tarde, River amplió la diferencia porque hubo un córner desde la derecha de Pisculichi que fue mal despejado por Cristian Tula, Rojas recogió el balón dentro del área y lo clavó arriba. En la segunda parte, Independiente hizo correcciones al armar una línea de cuatro defensores y hacer ingresar arriba a Francisco Pizzini, pero los síntomas favorables, que tuvieron su pico más alto en el descuento que consiguió Mancuello, se acabaron ni bien River presionó al fondo Rojo, Tula jugó hacia atrás para Rodríguez, Teo lo anticipó al arquero y lo venció. El cuarto tanto, el de la goleada, se originó en una pelota que capturó Ponzio, quien generó una réplica que Mora resolvió de un modo exquisito.