El fútbol lo trajo a San Juan trece años después de aquella circunstancia que modificó su vida, cuando era el técnico de San Martín y contaba con un equipo para pelear el ascenso a la Primera División. Omar Rubén Larrosa, el mismo que asustó a todos una tarde de octubre de 1996 cuando sufrió un infarto en Rafaela, retornó a una provincia de la que dijo guardar muy lindos recuerdos. En la función de integrante de la oficina de captación de talentos de Boca Juniors.
"Yo siempre veo la parte positiva, me tuve que ir por una cosa que no estaba en la mente de nadie, ni de los dirigentes ni en la mía. Pero son cosas de la vida, una enfermedad me hizo cambiar momentáneamente de vida. Yo estaba muy contento en San Juan, muy a gusto, tenía un plantel de muy buenos jugadores con los que peleábamos el campeonato. Me hicieron sentir muy bien en San Juan y uno de eso no se olvida", comentó quien no quiso opinar sobre la actualidad del equipo verdinegro porque sigue poco el Nacional B.
Junto a Norberto Madurga y otros tres muchachos, Larrosa, recorre todo el país viendo jugadores jóvenes. Ayer estuvo en San Juan, la semana pasada en Misiones, siempre buscando pibes que guarden las características que exige Boca. "Tenemos que ser muy cuidadosos en la elección porque los chicos que elegimos después tienen que pasar otros filtros. Además tenemos que compararlos con quienes tenemos en divisiones inferiores", explicó.
Omar comentó que el año pasado observaron 25.000 jugadores en edades de 13 a 17 años, que de ellos 329 asistieron a un par de pruebas de dos o tres días en Casa Amarilla (predio donde entrenan las inferiores Xeneizes) y que solamente 67 ficharon en la entidad de La Ribera. "Nosotros nos fijamos en algunos parámetros prefijados, como que los arqueros y zagueros sean altos, que los jugadores aparte de habilidad tengan personalidad para pelear una pelota dividida y algunas otras que se ajustan al estilo de Boca", confió quien ayer junto a Diego Manzilli observó cinco partidos entre equipos de sexta a octava división de Trinidad con otros clubes, en el templo león del barrio Atlético.
Después de compartir un café con Alberto Platero, Juan Pagés y Omar Flores, presidente, técnico y asesor de Trinidad; con los Beto Naveda, padre e hijo, Omar expresó su interés por dar una vuelta por la Ciudad de San Juan a la que vió muy linda. "Me han dicho que han terminado el edificio que estaba frente al Parque (Centro Cívico), que la provincia ha crecido mucho, pueda ser que vuelvan a tener fútbol de Primera porque eso sirve mucho para el crecimiento del nivel futbolístico y atrae muchos turistas", expresó con una sonrisa el hombre que como jugador fue campeón mundial con la Selección en 1978 y ganó un Nacional con Boca, en el ’70; el Metropolitano del ’73 con Huracán y los Nacionales de 1977 y 78 con Independiente.

