Luego de la derrota dolorosa sufrida el jueves pasado ante Atlético Rafela el técnico de San Martín, Darío Franco, ensayó cuatro variantes con respecto al equipo que paró en la goleada recibida por 1-4. Dos cambios son tácticos y los otros por lesiones. En el caso de los primeros, uno fue el del sanjuanino Emanuel Más quién formó parte de la defensa cumpliendo el trabajo de lateral izquierdo, en lugar de Roberto Floris. El entrenamiento se basó en un partido de fútbol, en el cual llamativamente el técnico dio pocas indicaciones como sí lo ha hecho en todas las prácticas anteriores en el club.

Ayer por la tarde en el Hilario Sánchez, San Martín hizo una práctica de fútbol en donde se vieron muchas cosas para analizar. Lo más sobresaliente es que Emanuel Más jugó para los titulares en la línea defensiva y esta vez no fue para ocupar el lugar de un compañero lesionado. El técnico decidió probar con él para encontrar la alternativa que no tuvo el equipo ante Rafaela. En caso de confirmarse la incorporación del sanjuanino, jugaría entre los once por tercera vez en la era Franco, ya que formó parte del plantel titular el año pasado ante Patronato de Paraná y Almirante Brown.

El segundo cambio táctico que introdujo ayer el DT fue el Alderete por Videla ya que el primero no jugó en la fecha pasada por estar sancionado. Además se le suman dos cambios por lesiones que son los de Marcos Galarza por Diego Sosa y Gastón Caprari por Sebastián Penco, siempre bajo el sistema táctico que más le gusta al técnico, el 4-2-1-3.

Se especula que los tres lesionados -Penco, Scatolaro y Sosa- se van a recuperar para el partido en que San Martín recibe a la CAI el domingo a las 18 y con el arbitraje de Maximiliano Stevenot.

Llamó la atención que Darío Franco en el comienzo de la práctica conversó con el defensor Cristian Grabinski. La charla duró aproximadamente 25 minutos y se lo vio al técnico muy efusivo en sus gestos. Además se lo vio realizando menos indicaciones en la práctica, a comparación de lo que se lo ve habitualmente.

El duro golpe que significó al caída ante el puntero se vio también reflejado en que luego de la práctica y una vez que ingresaron al vestuario, hubo 25 minutos de silencio, cuando se acostumbra a que los jugadores escuchen música. Pero para levantar la moral, todos los jugadores salieron casi al mismo tiempo a sentarse a comer un asado que habían preparado en el club.