Después de la carrera de ciclismo Vuelta a Valle Fértil, la actividad deportiva aumentará su intensidad en ese departamento. Sin descanso, se viene el Safari tras las Sierras, con dos fines de semana de pura emoción y adrenalina. Este sábado y domingo será el turno de las motos y los cuatriciclos, pero con una previa inédita: el viernes se llevará a cabo una competencia de mountain bike en el mismo circuito en el que correrán los autos la semana que viene. Precisamente, el Safari se cerrará con la esperada carrera de los coches los días 13 y 14.
La novedad este año pasa por la carrera de mountain bike. El viernes a las 9 se pondrá en marcha la primera competencia de MTB en la historia del Safari. Y será todo un desafío porque los bikers transitarán el tradicional circuito de los coches, es decir, largarán en Quimilo, pasarán por Los Bretes y La Majadita y terminarán en el circuito Coqui Quintana, con un recorrido total de 36 kilómetros.
El sábado, el ruido de motores empezará a invadir el Valle. Será la hora de las motos y los cuatriciclos, que llevarán a cabo su etapa clasificatoria. El domingo, como otra novedad, las motos y los cuatriciclos largarán en distintos horarios e irán por circuitos distintos pero la idea es que ambas categorías se junten en plena carrera en La Majadita, para bajar al Coqui Quintana en una llegada tipo Dakar, es decir, mezclados.
A su vez, la semana próxima correrán los autos, en una edición que ha generado mucha expectativa y en la que se esperan autos y camionetas de última generación en competencia, como así también coches de tracción integral (Mitsubishi Lancer) que un grupo de pilotos está intentando alquilar en Córdoba. "Para el fin de semana de los autos tenemos 100 por ciento de reserva hotelera. Para el de las motos y el mountain bike estamos en un 80 por ciento, pero en esta semana ya empezó a llegar gente con trailers con motos y bicicletas", dijo Horacio Vega, director de deportes de la municipalidad de Valle Fértil. Ya el movimiento en el Valle es intenso. En el Coqui Quintana, los típicos puestos de comida se empezaron a instalar y los talleres, por más chicos que sean, tienen los autos de carrera en sus fosas y los mecánicos trabajando horas extras. Por ejemplo, por calle Alem, Fredy Cuello metía la cabeza sobre un Ford Sierra y un Fiat 600 esperaba su turno. "Los autos siempre quedan guardados de un Safari al otro. Cuando llega febrero, los sacamos y empezamos a arreglar. Es casi un ritual y por estos días se escuchan las aceleradas por todos lados", dijo.
A su vez, este año el circuito no mostrará agua en todos sus cruces y en los primeros tres, desde el Coqui Quintana hacia la Majadita, ahora sólo habrá piedras. En tanto, la municipalidad sigue trabajando en diferentes tramos del trazado, que durante dos fines de semana, se llenará de gente y reforzará esa mística tan particular que genera el Safari tras las Sierras.