Más allá de ambos tener el mismo nombre, Franco, estos dos juveniles comparten muchas cosas. Principalmente el sueño hecho realidad de entrenar junto a los jugadores profesionales de la B Nacional de San Martín. También el cansancio, lógico, de los entrenamientos en doble turno en Balcarce (Buenos Aires) donde el Verdinegro está realizando desde el domingo pasado el tramo más duro de la pretemporada. Además de la timidez por estar junto a algunos de sus referentes como futbolistas y a los cuales hoy pueden tutear o animarse a robarles una pelota. Se trata de Franco Lépez y Franco Caballero, ambos de 17 años, y quienes están por primera vez en una pretemporada con el plantel mayor del club. Los dos ya pasaron por el "bautismo" habitual del rapado de pelo y entonces ahora tienen un look distinto al que partieron el sábado desde nuestra provincia.

"Mi ídolo, desde que llegó a San Martín, es Sebastián Penco. Por eso, todo esto es algo increíble. Me cuesta entenderlo o explicarlo con palabras. Cuando pienso que soy yo el que está dándole un pase no lo puede creer", relató Caballero, quien al igual que el goleador de San Martín esta campaña con ocho gritos, tiene la misión de convertir en el arco contrario. Este pibe llegó al club de Concepción en el 2007, luego que fuera observado en los Juegos Evita donde representó al Barrio Laprida de su Chimbas natal.

Lo de Lépez pasa más por la marca y la creación pues su función es la de cinco. Su espejo es Néstor Ortigoza de Argentinos Juniors, aunque en sus inicios en la Escuelita de fútbol de San Martín, donde llegó con apenas siete años, cumplió el rol de zaguero central. "Me gusta meter y marcar, pero también darla clara a mis compañeros. Vivir esto es algo increíble. Recuerdo que cuando nos dijeron la noticia, no sabía cómo contárselo a mi familia", subrayó.

El paso previo a llegar al plantel que conduce Darío Franco fue para ambos la coronación en el Argentino Sub 17 de Catamarca con la selección sanjuanina, en diciembre del año pasado. Los dos fueron compañeros en ese conjunto y figuras de aquella vuelta olímpica. En el hospedaje en Balcarce también comparten la habitación, junto al tercer arquero del plantel, Jonathan Criado. "Jonny es un fenómeno, nos trata muy bien. Y además le quitamos la computadora para usarla nosotros", remarcaron los pibes sonrientes quienes a la hora de contar la rapada en sus cabezas soltaron un "son las reglas de juego de ser pibes. Igual, nos trataron muy bien los mayores. Lo único que estuvimos todo un día con la cabeza con mechones y cortes raros, pero ya pasó".