De lo raro e impensado a algo cotidiano. La fecha pasada fue Diego Sosa (frente a Estudiantes, en Concepción), ayer Cristian Grabinski (ante Argentinos Juniors, en La Paternal). En dos partidos seguidos, dos goles en contra. Sumados a que San Martín está sufriendo su falta de concreción en el área rival justamente en las dos últimas presentaciones. Parece como un maleficio, lisa y llanamente, porque que ocurra ésto es una casualidad. Y se ha dado dos veces seguidas.

Si bien en nada se pareció aquel gol de Sosa ante Estudiantes, cuando en su afán de rechazar y mandar la pelota al tiro de esquina la terminó metiendo increíblemente contra su arco y sin marca. Lo de ayer del marcador central fue diferente. Grabisnki buscó anticiparse a Juan José Morales y desvió la trayectoria de la pelota para superar la estirada de un sorprendido Luciano Pocrnjic.

No obstante el fin es el mismo, con la diferencia que ayer pudo empatarlo, que es una situación que le cuesta errores pero la sacó en parte adelante. No sintió tanto el gol de Grabinski e inmediatamente fue por la paridad. La consiguió y hasta estuvo cerca de ganarlo. En definitiva este San Martín ya está más maduro y va por ese camino de poder revertir cuando empieza con el pie izquierdo.

La situación, que preocupa a jugadores y cuerpo técnico, muestra incrédulos a los hinchas, que sólo piden que no se repita.