Mano a mano. Iguales y sin goles. Parejos, tanto como para haberse repartido un tiempo cada uno y hasta como para igualar en chances netas de gol. El clásico, el esperado clásico de Rawson quedó sin dueño todavía. Unión se gastó todo lo que tenía en la primera parte. Trinidad lo jugó a sus tiempos y en el complemento casi se lleva todo. Quedaron 0 a 0 y con mucho por decir en la revancha dentro de siete días más. Habrá que esperar entonces pero por lo que mostraron ya en la ida, en este partido de 180 minutos, el fútbol estará agradecido.
En el comienzo, Unión y su ímpetu pusieron condiciones en la cancha. Con Brombale y Fullana presionando, arrinconaron a Trinidad y poco a poco empezaron a llegar al área de Lavorante. Pero claro, recién a los 22′ llegaría la primera gran emoción de la tarde y fue propiedad azul. Debió terminar en gol, en golazo si se quiere. Es que la armaron por la izquierda entre Estrada y Monassa para que le llegara el centro al Gino Laciar en pleno corazón del área de Trinidad. El Gino la bajó de pecho, se acomodó y le dio de zurda. Inatajable para Lavorante que solo pudo mirar pero la pelota se estrelló en el travesaño ahogando el primer tanto del local. Siguió mejor Unión y a los 5′ tuvo su otra opción de gol cuando desbordó Quiroga, metió el centro y Estrada -de atropellada- no pudo cabecear bien. Trinidad capeó el temporal como pudo. Aguantó, metió, se refugió contra su última línea y esa resistencia le dio aire para encarar el complemento de otra forma.
Unión había hecho el gasto en los primeros 45′ y lo sintió en la segunda parte. Ya no hubo la misma presión y los volantes de Trinidad tuvieron espacios para hacer lo que mejor hacen: tocar la pelota. Así, el León hizo pie y a los 2′ casi mete el madrugó cuando Guajardo lo puso a Guiñazú cara a cara con Biasotti pero el 1 de Unión ganó para ahogar el grito visitante. Se abrió el juego y fue golpe por golpe en algunos pasajes del clásico. Unión fue el frente con lo que le quedaba y casi se le da con un remate de derecha del Cuco Quiroga tras un gran pase de Laciar. La respuesta de Trinidad fue con Burgo y su pegada que dos veces lo probó y lo exigió a Biasotti.
Unión entró en la desesperación de saber que al menos tenía que ganar. Trinidad, disfrutó de la tranquilidad de saber que lo que había buscado ya lo tenía que era no perder. Quedaron mano a mano pero a esta historia le queda un capítulo y es el de la definición.