El presidente de Tigre, Rodrigo Molinos, criticó ayer la decisión del mediocampista Rubén Botta de operarse de la rodilla izquierda “sin autorización” del club, a dos meses de que el sanjuanino quede libre y emigre al fútbol italiano.

“No se nos pidió autorización para la intervención médica. Lo ideal hubiese sido concordar con Botta, pero siempre hubo una decisión unilateral por parte del jugador. Nos enteramos de la operación por los medios”, le dijo Molinos a la Agencia Télam.

El volante sanjuanino que explotó futbolísticamente con el arribo de Néstor Gorosito a la dirección técnica del “Matador”, luego de haber pasado un par de años con escasa participación durante el ciclo, como técnico, de Rubén Arruabarrena, se lesionó el 30 de abril en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores de América ante Olimpia de Paraguay, en Victoria, cuando sufrió la rotura de ligamentos cruzados de la rodilla izquierda.

El dirigente entregó una carta en la que se informa que Tigre pretendía que “el jugador sea revisado antes en la AFA y luego de una Junta Médica se determinara el momento de la intervención”.
Además, la dirigencia del club de Victoria le envió una carta documento al mediocampista, quien no llegó a un acuerdo para renovar su contrato y seguirá su carrera en el Inter de Italia, tras los seis meses que le demandará la recuperación.

“Nosotros, con el cuerpo médico de Tigre, habíamos pedido un mínimo de tres semanas antes de operarse y nunca se comunicaron con nosotros para pedir permiso”, agregó Molinos sobre la intervención que se realizó el 6 de mayo en el sanatorio Agote.
El contraataque de la dirigencia de Tigre llegó un día después que Botta dijera en los medios que estaba “dolido” porque “por una orden ‘de arriba‘ no le dejaron a los médicos del club participar en la operación” y que ningún directivo lo había llamado para interesarse por su salud.

El tire y afloje entre los dirigentes y el jugador es producido porque de la venta al Inter no le ingresará dinero a Tigre.