Los números no mienten. Terminar puntero en una categoría sumamente competitiva como la Primera B Nacional con 7 puntos por encima del escolta, tener a uno de los máximos goleadores del certamen (Sebastián Penco), un invicto como local de 10 partidos con 8 victorias y 2 empates, afirman cualquier pretensión de ascenso. 41 puntos es un piso que aventura un futuro inmediato con enorme protagonismo para Atlético San Martín que después del fracaso de su primera temporada tras el descenso, en el invierno apostó por Enrique Hrabina para conducir el nuevo ciclo y acertó en esa elección. Porque el Ruso armó un equipo que tiene oficio, solidez y un profundo convencimiento de lo que tiene que hacer para lograr su objetivo. En esa ecuación jugar lindo o ganar, San Martín se apoya en la segunda y así fue bajando rivales. La serie de victorias consecutivas ante Unión, Defensa e Instituto, lo pusieron por encima del resto. Lo que vino después, fue mantener esa regularidad apoyado en una columna vertebral que cada día se nota más con Pocrnjic en el arco, Mármol y Sánchez en defensa, Gallardo y Torresi en el medio, Becerra y Penco en el ataque. San Martín no ganó nada todavía. Eso es verdad pero con la cantidad de puntos y con la solidez con la que se mueve, se ganó al menos un lugarcito en el camino de la ilusión. Ahora, todo parece depender del mismo San Martín y eso no es poca cosa en una categoría en la que nadie regala nada y en la que hacer diferencias como las que hizo el Verdinegro no son casualidad. Es que los números no mienten. Queda la mitad del camino. Cinco meses más para saber si el sueño del ascenso se hace realidad.