La 36ta edición del Dakar, la sexta en Sudamérica, fue de todas la que más involucró a San Juan tanto porque nuevamente el rally raid pasó dos días en nuestra provincia como por haber la mayor cantidad de inscriptos locales, seis en total, aunque de ellos solamente uno pudo festejar anteayer en Valparaíso y varios tuvieron una crítica a la organización por el trato recibido.
Alberto Ontiveros, uno de los 3 debutantes en un Dakar, fue quien tuvo la mejor recompensa a semejante esfuerzo ya sea el que demanda la carrera como el trabajo previo para poder inscribirse. Protagonista en el escenario del enduro local, el ‘Puchi’ encaró sin atajos la empinada escalera que lo depositó en este presente pletórico. El anteaño pasado comenzó a participar en las fechas del Argentino de Cross Country y el tercer puesto que consiguió en esa edición del Desafío Ruta 40 le dieron una señal que podía aspirar a más. Así fue que el año pasado se dedicó solamente a esa modalidad y nuevamente en el Desafío alcanzó un objetivo fundamental, cuando se posicionó como el mejor amateur, lo que le permitía bonificar la mitad de la inscripción al Dakar. Siguió planificando su debut y así fue que cambió de al Beta a una Yamaha, acordó con un equipo nacional, el PCP y la felicidad que tuvo el 5 de enero en Rosario, el punto de partida, solamente fue superada con la que tuvo anteayer en Valparaíso, luego de 2 extenuantes semanas. Ahora, el ‘Puchi’ tiene un nuevo futuro por delante.
Al que le tocó la peor parte fue al más experimentado de todos. Participante desde 2010, Lino Sisterna, acompañado con su hijo Federico como navegante, tuvo en su quinto Dakar la experiencia más frustrante cuando el buggy se paró a sólo 30 kilómetros del primer especial de la carrera por una rotura en el motor que no pudo ser solucionada. El tiempo dirá si Lino volverá a la carga o alguno de sus hijos será quien intente ocupar la butaca izquierda.
En la segunda etapa se quedó a pie Sergio Cerdera, por una falla que desembocó en falta de combustible. El Guapo afirmó luego que no terminó de entender porqué fue notificado por la organización que abandonada la etapa si él todavía tenía tiempo para tratar de encontrar nafta para la Kawasaki. Lo mismo ocurrió con los hermanos Hérmes y Fabio García, debutantes y los primeros en la categoría camiones, quienes se enteraron en la partida de la cuarta etapa, que eran descalificados por haber pasado por alto dos way points del segundo día, luego de haber corrido en la tercer jornada. ”Nos quedaba poco tiempo para completar aquel recorrido y partir en la tercer etapa y el equipo nos dijo que viniéramos directamente para la salida”, señalaron. Ese mismo día, cuando el Dakar dejaba suelo sanjuanino, José Luis González también veía frustrado su debut porque se fundió el motor de la Hilux que preparó durante dos años en San Juan. Así, quedaban en carrera Ricardo Martínez y Ontiveros. Martínez mejoraba cada día al mando de la Amarok pero un desperfecto electrónico lo dejó a pie en la décima etapa, cuando Valparaíso ya estaba muy cerca. ‘El Minero’ también señaló que no recibió un buen trato por la organización en ese momento e incluso mensajes confusos si podía o no continuar en carrera.
La disconformidad hacia las autoridades no se reflejó solamente en los sanjuaninos. Entre los más notorios, Orlando Terranova, quinto en la general de autos, quien llegó a señalar que ”la próxima me pondré un apellido francés para que no vean que soy argentino”, luego de recibir una penalización en una etapa por actitud antideportiva contra un motociclista peruano, quien se encargó de declarar que Terranova no obró de mala fe.
De todas formas, la edición de mayor presencia sanjuanina arrojó solamente un final feliz. Y si bien hay expectativas concretas que el Dakar puede volver a estar presente en suelo sanjuanino el año que viene, los costos económicos para inscribirse representan el primer gran desafío. Hasta ahora, el Gobierno provincial, a través de fondos del sector minero especialmente, fue el principal soporte.
El regreso del Dakar a San Juan luego de una interrupción de un año dejó un balance positivo. La tercera etapa fue un verdadero reto que estuvo a la altura de las pretensiones de los organizadores en que esta edición fuera la más dura desde que corre en Sudamérica. El abandono de Marcos Patronelli, quien defendía su corona en los cuatriciclos, basta como muestra. Y la geografía local todavía tiene sitios que representan un desafío para el espíritu Dakar. Habrá que ver cuantos pilotos podrán sentir el aplauso e impulso de sus comprovincianos.