Tanto esfuerzo y tanto corazón de Barrio Rivadavia no mereció ese final plagado de insultos, con su rival retirándose y con algunos inadaptados tirando piedras. El Celeste redondeó una noche mágica en base a su contragolpe mortífero, dejó en el camino a un equipo duro como el Palmira mendocino y se metió en las semifinales de la Liga Nacional de hockey. Terminó ganando 6-2, pero al choque le faltaron poco más de 8′, porque los Jarilleros decidieron irse de la cancha. Casi sin nada por hacer en el juego y ante una derrota inexorable, el visitante se respaldó en los disturbios y decidió retirarse. Todo pese a que la dupla arbitral ya tenía el respaldo de la policía que garantizaba lo que quedaba del juego.
La hinchada local insultó siempre a los mendocinos pero los simpatizantes visitantes también se extralimitaron en provocaciones, algo que redondeó una noche problemática. Igual, dentro de la cancha, el triunfo del equipo dirigido por Eduardo Pérez Motta no dejó dudas. Le pasó por arriba a Palmira. Batallá siempre en la marca, le quitó la bocha y arrancó con contragolpes notables que siempre terminaron siendo efectivos. Por eso se fue al descanso ganando 4-1.
El dueño de casa mostró varias figuras. En caso especial su jugador símbolo, el Gallo Serafini, que no sólo anotó los dos primeros goles sino que sirvió los otros dos. Ante tamaña supremacía, Palmira claudicó.
En el complemento, con un ambiente aún más caldeado, el visitante tomó las riendas y ahí apareció otro destacado en el local: Su arquero Sebastián Ruiz. Atajó todo y, de contra, el local sentenció de la mano de Martín Flores, el otro de gran trabajo.
El Barrio está en las semis de la mano de Serafini, el Gallo mayor. Es histórico. Lástima el final plagado de tinieblas. Por eso lo de la medianoche.

