El descenso de Rosario Central aceleró los procesos, desembocó ayer mismo en la partida apurada de su presidente Horacio Usandizaga y abrió un interrogante tan grande como el mismo Gigante de Arroyito y la cantidad de hinchas que sufren hoy por los colores auriazules. Por si fuera poco, la "otra mitad" de la ciudad -esa que está identificada con Newell’s Old Boys- se largó con su regocijo desde antenoche mismo, llenando de afiches la ciudad, lógicamente en tono burlesco para con sus "primos". Newell’s está firme en la Primera División del fútbol argentino. Central ahora deberá jugar en la B Nacional.

La derrota 3-0 ante All Boys le aplicó el golpe de nocaut a una entidad que se debate en una crisis que asoma interminable y en la que parece no haber respuesta inmediata, más allá del anuncio de convocatoria a elecciones generales para el 27 de junio próximo.

La multitud centralista se aferraba a la posibilidad (quimérica, de acuerdo a las equivocaciones cometidas) de permanecer en primera división a partir de esa incondicional "mística canalla", del "aliento"’ conmovedor de sus hinchas y otras "verdades futbolísticas" que hoy suenan de perogrullo.

"Esta situación no nos sorprende, porque se viene trabajando mal hace mucho tiempo", descerrajó anoche José Luis "Puma" Rodríguez, otrora delantero e ídolo de la gente, en un análisis crudo sobre lo que pasa en el club, más allá de las distintas conducciones políticas.

Porque en Central "se dio vuelta la taba" hace algún tiempo y aquello que era ponderado anteriormente, en la actualidad se convierte en problema sin solución aparente.

Convocatoria de acreedores, vaciamiento en divisiones inferiores, connivencia entre dirigencia y barras bravas, todos hechos denunciados por el propio Usandizaga a la hora de asumir el cargo al que ayer dimitió, son espadas de Damocles muy pesadas, tanto que es imposible salir a flote.

La gestión de Pablo Scarabino como presidente (entre 2003 y 2006) terminó envuelta en sospechas de corrupción y defraudaciones denunciadas judicialmente.

En cambio la de Usandizaga (desde noviembre del 2007 a hoy) está sospechada por los socios de una flagrante incapacidad dirigencial, además de ciertos cuestionamientos a episodios puntuales como la venta de Angel Di María al Benfica portugués, o el regreso de Luciano Figueroa a la entidad, abonando una suma oscilante en los tres millones de dólares. Así lo expresaron los hinchas ante noche.

Lo cierto es que Central asume uno de los momentos más delicados en sus 120 años de historia, a partir de una constante como lo es una feroz pugna política y la falta de unidad y coherencia en, por ejemplo, el diseño del proyecto futbolístico.

Fernando Lépori, Alberto Joaquín, Ricardo Milicic, Norberto Speciale o hasta Gonzalo Belloso, ex jugador de la institución, son algunos de los nombres que asoman como alternativas presidenciales para reemplazar al "Vasco" Usandizaga, aunque entre ellos haya quienes fluctuaron entre el oficialismo y la oposición, según los casos y conveniencias.

En el aspecto deportivo, en tanto, la conducción que ayer presentó la renuncia a su cargo (entre los que está Manuel Usandizaga, el hijo del titular, en su rol de asesor del Departamento de fútbol) también equivocó el camino al no hallar sustituto adecuado por la venta de Jesús Méndez a Boca Juniors y depositar una enorme confianza en un Figueroa que lejos estuvo de aquellas tardes de brillo y pasó mucho tiempo en consultorios médicos o rehabilitaciones.

Además, a mitad de camino de este Clausura en el que sólo marcó 12 goles en 19 partidos, la dirigencia despidió a Ariel Cuffaro Russo, el técnico que había promovido a muchos juveniles a Primera, y apostó a las posturas motivacionales de un Leonardo Madelón que había concretado el milagro de la salvación un año atrás, con Gimnasia y Esgrima La Plata.

La amplia legión de simpatizantes Canallas también deberá aprender la lección y comprender que la estadía en la B Nacional puede durar más de un año, como le pasó a otro grande como Huracán.

"El campeonato de la primera B en 1985 (temporada en la que regresó a Primera tras el retroceso en 1984) era muy distinto. Se trataba de la vieja B. Hoy en el Nacional hay muchos viajes al interior, hay que ir a Tucumán, Córdoba, San Juan o Santa Fe y es necesario armarse de paciencia", diagnosticó el Puma Rodríguez.